donostia

hAN pasado 37 años desde que la ikurriña renovó sus castigadas energías en Atocha, hogar de la Real en un tiempo que pertenece ya a un carismático pasado. Mañana, de hecho, se habrán cumplido 37 años y un mes exacto desde que los corazones de innumerables vascos y vascas se encogieron como consecuencia de una iniciativa que se convirtió en símbolo de la lucha por la libertad.

El fútbol se convirtió en la excusa perfecta para dar vuelo a un acto tan audaz como peligroso. Ninguno de los involucrados sabía a ciencia cierta en qué depararía tamaña reivindicación pública, pero el paso al frente resultó unánime en los vestuarios de Real y Athletic, hermanados entonces por un objetivo común: defender más allá del ámbito privado la libertad de posar con una ikurriña cuya legalidad, a pesar de la reciente muerte de Francisco Franco, aún no se había establecido. El acto, inolvidable, tuvo lugar en la tarde del 5 de diciembre de 1976, en los minutos previos a un derbi en el que la Real se impuso con un contundente 5-0 al Athletic.

Pero aquel partido no estaba destinado a pasar a los anales de la historia por lo que sucediese durante los noventa minutos de juego, sino por lo acontecido durante la salida de los jugadores al césped. Fue entonces, presos de un temor contrarrestado por la ilusión de reivindicar y defender el sentimiento por lo propio, cuando los jugadores de uno y otro equipo escoltaron a José Ángel Iribar e Inaxio Kortabarria, capitanes y portadores de una ikurriña deseosa de ver la luz. "Fue un momento muy emocionante", recuerda El Txopo. "Personalmente, lo viví con una mezcla de sensaciones porque no sabíamos qué podría deparar aquello, pero queríamos hacerlo y todo salió bien. Me quedo también con que en cuanto nos lo propusieron, los jugadores del Athletic lo aprobamos por unanimidad".

el impulsor del plan Y es que la idea de desafiar el ingrato orden establecido alcanzó al vestuario rojiblanco después de que hiciese lo propio con el de la Real, equipo en el que militaba el impulsor de la reivindicación: Josean de la Hoz Uranga. Fue él, txuri-urdin entre 1972 y 1978, pero fuera de la convocatoria para aquel histórico derbi, quien dio vida a una idea que se gestó gracias a la colaboración de su hermana, que aceptó ser la encargada de coser en secreto la ikurriña. De la Hoz cuidó con mimo su propósito antes de ponerlo en conocimiento de Iribar y Kortabarria en Atocha, lugar hasta el que transportó, oculta en el interior de su coche, una ikurriña que no vio la Policía Nacional en el control al que fue sometido en mitad de la A-8. "Me tocó parar y registraron el coche de arriba abajo, pero no la encontraron. Nosotros también éramos el pueblo y teníamos que hacer algo para reivindicar los derechos del pueblo vasco", manifestaba De la Hoz en una entrevista concedida a NOTICIAS DE GIPUZKOA en 2010.

Iribar, cuyos recuerdos jamás le abandonarán, confiesa que para Kortabarrria y él supuso "una gran responsabilidad" dar la puntilla deseada al plan de De la Hoz, pues "sabíamos que nos jugábamos mucho y acabó siendo un día memorable para todos nosotros". Además, el propio Iribar reconoce que se le pusieron "los pelos de punta" durante la salida al terreno de juego, experimentando una serie de emociones "que nunca olvidaré".

Los realistas Jesús María Zamora y Satrústegui, goleadores en aquel derbi, también recuerdan con emoción todo lo acontecido al comienzo del partido. "Yo estaba en la mili en aquella época y tuve ese miedo de no saber bien en lo que me podía estar metiendo, pero al igual que el resto de mis compañeros, también voté a favor de la iniciativa", confiesa Zamora, mientras que Satrústegui, autor de dos de los cinco goles que la Real endosó al Athletic, subraya que fue uno de los más grandes que viví como futbolista". "Siempre salía el último al campo, pero ese día no quise quedarme tan atrás y logré alcanzar la tercera posición en la fila. Fue muy emocionante la salida al campo, porque todos queríamos poner nuestro granito de arena, aun sabiendo que podíamos ir a la cárcel", añade Satrústegui, a quien no olvida cómo Gaztelu, homenajeado antes del envite, rompió a llorar al término del partido por las profundas emociones que se vivieron en Atocha.

un símbolo fructífero La exhibición de la ikurriña se convirtió en un símbolo de lucha y reivindicación que perdurará en la memoria de quienes lo presenciaron aquel 5 de diciembre. Diez días después de la disputa de aquel derbi, la Ley para la Reforma Política fue aprobada en reférendum, entrando en vigor el 4 de enero de 1977. Y el 19 del mismo mes, solo unos días después de la reivindicación de Atocha, llegó la ansiada legalización de la ikurriña, liberada así de su cautividad.