LA afición realista no está teniendo suerte en sus últimos desplazamientos para animar a su equipo. Si los servicios de seguridad de San Mamés emplearon una violencia excesiva para desalojarla del estadio, y la Policía Nacional se cebó con 39 seguidores txuri-urdin desplazados a Getafe, el sábado en Cornellà los Mossos d'Esquadra se mostraron rigurosos hasta extremos insultantes en los controles de acceso al estadio. Un aficionado desplazado a tierras catalanas ha relatado a NOTICIAS DE GIPUZKOA todo lo acontecido en el estadio del Espanyol.
17.15 horas "Estábamos casi todos los aficionados de la Real concentrados en una misma zona de bares, tomando unas copas sin ningún tipo de problema con la gente del Espanyol, conviviendo con ellos y hablando sobre el partido. Entonces vinieron los Mossos y nos dijeron que teníamos que entrar todos al estadio, a 45 minutos de que empezara el partido. Nos custodiaron hasta la puerta. Durante el camino empezamos a animar a la Real entonando unos cánticos, pero nos mandaron callar. Un agente comentó algo sobre si no nos sabíamos no sé qué normativa de la UEFA. Yo desde luego no sabía que la UEFA prohíbe animar a tu equipo".
17.25 horas "A los diez minutos llegamos a la puerta del estadio y ya vimos lo que había. Nos hacían descalzarnos a todos, y cogían nuestros zapatos y zapatillas y doblaban la suela, porque decían que podíamos esconder cualquier navaja en la suela. Hay que decir que la afición desplazada estaba compuesta en su mayor parte de familias que habían viajado aprovechando la Semana Santa, no había seguidores radicales. A todos nos hacían quitarnos todas las prendas hasta la última, que solo teníamos que levantarnos. Había familias con cochecitos de niño pequeño que también controlaban. Del mismo que no te dejan meter una botella con tapón, los Mossos ya se quedaron con algún potito de bebé".
17.40 horas "Después de pasar el control, me quedé allí esperando a mi novia, pero me obligaron a acceder a la grada. Les dije que no, que estaba esperando, y además les comenté que quería grabar con el móvil todos los cacheos y los controles. Me comunicaron que era imposible, y que o me iba de allí o me echaban. Algún Mosso comentó que si nos controlaban así era porque éramos de la Real, y por motivos políticos. También hubo un agente que dijo que ellos actúan así con todos los clubes, pero las medidas no fueron las mismas, ni mucho menos, hace dos meses en el Camp Nou. Otros policías justificaban los controles diciéndonos que a ver si queríamos terminar todos como Aitor Zabaleta".
17.50 horas "Los controles retrasaron mucho la entrada de la gente, aunque éramos pocos. A las seis y veinte había gente que no había entrado, y que se perdió los goles de Vela. Otros que entramos antes nos pusimos en contacto con el club, a través del servicio de prensa y del propio Aperribay, que nos escuchó y nos remitió a la consejera Nekane Soria. Parece que el club va a presentar una queja formal por el trato que recibimos".
20.20 horas "Aunque antes del partido no había habido ningún problema con la afición local, los Mossos nos retuvieron la media hora habitual dentro del campo. Luego, cuando salimos, y aunque nuestros autobuses estaban cerca del acceso, nos hicieron dar una vuelta enorme, por una zona acordonada. Quisimos acercarnos a la zona de salida de los futbolistas, para saludarles, pero no nos dejaron".
Así concluyó una jornada más de vejación a la afición txuri-urdin, una tendencia ante la que el club txuri-urdin debe hacerse oír.