Paseantes y montañeros que transitan por el barrio elgoibartarra de Azkue-San Roke en sus habituales marchas camino del caserío Beraseta o la cima de Karakate se están viendo sorprendidos estos días por un espectacular fenómeno natural: el proceso de floración y reproducción de tipo sexual de la planta conocida como agave, pita o magüey, que, desde hace décadas, es testigo de su paso junto al caserío Gurutze

México y Estados Unidos

El agave del caserío Gurutze es un ejemplar emparentado con la planta que sirve de materia prima para la elaboración del tequila y el mezcal.

En este caso, sin embargo, su finalidad es meramente ornamental. Se trata de un ejemplar perteneciente a una de las muchas especies de esta planta originaria de México y el sur de los Estados Unidos que se introdujeron en la península para adornar jardines, aunque ha terminado extendiéndose por muchos espacios naturales, en particular en el sur de la península y la zona mediterránea

Más de 30 años

Si alguien conoce al agave a la perfección es Eduardo Arrieta, no en vano nació y se crió en el caserío Gurutze, y hoy reside en una casa edificada a poco metros del lugar en el que crece la planta.

Esta cercanía le ha permitido ver su evolución durante varias décadas. “Calculo que mi madre la debió plantar hará unos 33 años. Entonces era muy pequeña, pero poco a poco fue creciendo hasta llegar a ser la planta que es ahora”.

Gran tamaño

La pita de Gurutze cuenta con unas largas y poderosas hojas de color verde en la zona central y amarillas en su parte exterior, en las que se observan también unas espinas que obligan a acercarse a ella con cuidado.

Su tamaño ya era descomunal antes de la floración, pero lo que no podían imaginar ni los paseantes que transitan desde hace años junto a ella ni el propio Eduardo Arrieta es que les iba a deparar una última sorpresa.

La planta lleva más de treinta años creciendo junto al caserio Gurutze. Aitor

Rapido crecimiento

”Hace unos días me fijé que había algo parecido a un tronco en el centro de la planta. Desde que lo vi por primera vez, no ha parado de crecer. En pocos días ha alcanzado la altura que tiene ahora”, comentaba Mariasun, una de las montañeras que pasa de manera habitual por la zona camino de su cita casi diaria con Karakate.

El alarde que está haciendo la planta también ha sido una sorpresa para Arrieta. “Llevo toda mi vida viviendo en San Roke y nunca la había visto así”, manifestó, entre sorprendido y admirado.

Un tallo enorme

El elemento más destacado del proceso de floración es un imponente tallo que se eleva hacia los cielos desde la misma base de la planta.

En estos momentos, la excrecencia alcanza ya varios metros de altura, y todo apunta a que continuará creciendo, ya que el proceso de floración parece no haber finalizado.  

Una particular forma de reproducción 

La vida sexual del agave es, cuando menos, curiosa. Tiene una modalidad de reproducción asexual que se sustancia en la producción de clones de la planta-madre que crecen junto a su base, tal y comose puede observar en el caserío Gurutze.

Estos clones también pueden surgir a una cierta distancia de la planta-madre, a partir de unos tallos horizontales que nacen de ella.

Una larga espera

Luego está la que se define como reproducción de tipo sexual, que es la que protagoniza la pita del caserío Gurutze en estos momentos. 

Esta modalidad reproductiva se corresponde con el proceso de floración y, como han tenido ocasión de comprobar botánicos de todo el mundo alo largo de la historia, la planta no parece tener demasiada prisa en que llegue ese momento.

El agave puede tardar de 10 a 30 años en alcanzar la madurez.

Un alarde por todo lo alto

Sin embargo, tanta paciencia tiene premio y, una vez alcanzado ese punto, la planta hace todo un alarde.

Un poderoso tallo de varios metros se eleva hacia los cielos, ganando altura de manera rápida y anunciando a los insectos que se encargarán de la polinización que el proceso de reproducción sexual ya ha comenzado.

La floración de la planta marca el inicio de la fase reproductiva y, también, su próxima muerte Aitor

Cuenta atrás final

Pero no todo es alegría en este proceso. Las agaves son plantas monocárpicas, denominación en la que se encuadran especies vegetales que viven muchos años antes de florecer.

Esta floración, además, se produce una sola vez en la vida de la planta y, posteriormente, muere. La floración de la pita de Azkue-San Roke es, por lo tanto, una ostentosa traca final, una última explosión de vida que terminará con la muerte de la planta.

“Es una pena saberlo, después de tantos años viéndola junto al camino, pero, mientras llega el momento, disfrutaremos del espectáculo que nos está dando estos días”, indicó José Luis, otro elgoibartarra que acostumbra a pasear por la zona.

Un sacrificio baldío  

A su vez, todo apunta a que el sacrificio del agave resultará baldío. La floración tienen como objeto atraer a los insectos para polinizar con sus semillas otros agaves que estén en la misma fase de floración. Se trata de una técnica que puede resultar efectiva en zonas en las que abundan, pero parece bastante más complicado en estas latitudes.