Marcelo Bielsa (Rosario, Argentina, 1955) aterrizó en Euskadi a mediados del pasado mes de julio. Han pasado solo siete meses desde que se hiciera cargo del Athletic, pero se trata de un tiempo más que suficiente para que los resúmenes televisivos, las imágenes y sus ruedas de prensa hayan confirmado que el técnico rojiblanco hace honor a su apodo: el Loco. De su propuesta futbolística poco nuevo puede decirse a estas alturas. Entrenamientos maratonianos en Lezama, ordenadores sobre el césped para que los jugadores automaticen sus movimientos, juego de toque y posición, presión al rival, y defensa adelantada. De momento, al argentino y al Athletic les está dando resultado. Esta es la propuesta que la Real tendrá enfrente el domingo, avalada por un entrenador que carga a sus espaldas con cantidad de mitos e historias pasadas. Todas ellas hablan a las claras de su peculiar personalidad.

la última, el domingo

Paseos por el área técnica

El Athletic jugó el pasado domingo en el campo del Villarreal. Durante el encuentro, las cámaras de televisión captaron a Bielsa yendo y viniendo de extremo a extremo de su área técnica cada vez que el rival atacaba la meta de Iraizoz. En total, trece pasos hacia un lado, y trece pasos hacia otro. ¿Superstición o casualidad? Un periodista se lo preguntó en la rueda de prensa posterior al encuentro. "Lo que es casualidad es que alguien, con un partido tan agradable de ver, dedicara su tiempo a verificar la cantidad de pasos", respondió el argentino con su habitual rictus serio. Ni siquiera lo varió para tirar de humor y fina ironía. "Normalmente, el paso doce lo hago más corto y el trece más extenso", agregó bromeando, pero sin inmutarse. Finalmente, quitó hierro al asunto con un análisis más pormenorizado de sus movimientos. "Voy y vengo, pero la cantidad de pasos no lo vinculo con situaciones a favor o en contra. No los cuento. Tal vez la longitud de la zona técnica coincidía con esa cantidad de pasos".

sus inicios como entrenador

En las inferiores de Newell's

La carrera como futbolista profesional de Bielsa resultó corta, y solo duró entre 1976 y 1980, siendo el Newell's de su Rosario natal el club donde más destacó. Jugaba de defensa, y llegó a coincidir en la plantilla con Jorge Valdano. Tras la retirada, sus inquietudes por la táctica y la comprensión del juego enseguida le llevaron por el camino de los banquillos, y en 1988, a los 33 años, ya entrenaba en las categorías inferiores del propio Newell's. Su labor también era la de ojeador, y un buen día se decidió a fichar a un chaval de la ciudad, un tal Mauricio Pochettino, actual entrenador del Espanyol. Bielsa se presentó en su casa cerca de la media noche y el padre de familia, sorprendido, le respondió que su hijo estaba durmiendo, y que volviera al día siguiente. El Loco insistió, entró en el domicilio y pidió ver a Pochettino, aunque estuviese en la cama envuelto en sueños. Se plantó en la habitación con el padre, y le pidió a este que destapara al chaval. "¡Qué piernas!", cuentan que exclamó cuando cumplieron con su petición.

a los 35 años, técnico de primera

Los desayunos en Rosario

A los dos años de ingresar en el organigrama técnico de Newell's, en 1990, el Loco ya se hizo cargo de la primera plantilla del club. Todas las mañanas desayunaba en la misma cafetería de Rosario. Siempre a la misma hora, y siempre atendido por el mismo camarero, que era hincha de Rosario Central, el otro equipo de la ciudad, de gran rivalidad con Newell's. En función de los resultados del fin de semana, la calidad de los cafés que le servían a Bielsa variaban sobremanera. Tras fines de semana aciagos para Central y propicios para Newell's, el camarero elaboraba tazas amargas y aguadas, prácticamente imbebibles, que Bielsa se tomaba sin rechistar. El hincha rival que le atendía esperaba que, tarde o temprano, Bielsa le hiciera llegar sus quejas. Pero este nunca comentó absolutamente nada.

Excentricidades en el espanyol

Siete Fantas de naranja

Bielsa entrenó a Newell's durante dos temporadas. Luego, tras dos aventuras mexicanas en Atlas y América, y un año en el Vélez argentino, aterrizó en el Espanyol. Apenas duró diez partidos, pero le dio tiempo a dejar alguna de sus perlas en el entorno perico. Ocurrió durante la pretemporada, en una concentración en Inglaterra. En el hotel de concentración, a lo largo de una cena, el camarero le preguntó qué quería para beber. Y Bielsa le pidió siete Fantas de naranja. Cuando se las llevaron, las colocó en fila india, y empezó a dar buena cuenta de ellas. La que terminaba, la colocaba en última posición, e iba acercando hacia sí el resto de botellas, a modo de trenecito. Muchos integrantes del club catalán, que aún no habían tenido el tiempo de conocerle, no salían de su asombro.

charla tras la eliminación

Fracaso en el Mundial de Corea

La anécdota la explicó el exjugador de Celta y Zaragoza Gustavo López, en un programa de Canal Plus, y hace referencia a la andadura de Bielsa como seleccionador argentino. Con él en el banquillo, la albiceleste fracasó de pleno en el Mundial de Corea y Japón del año 2002, eliminada en la primera fase. La plantilla argentina, que acudió al torneo como una de las favoritas, vivía apesadumbrada las horas posteriores al último encuentro, deseosa de iniciar el viaje de regreso, cuando fue convocada para una charla. Ya no había nada que hacer, pero Bielsa, que continuaría dos años más en el cargo, quiso explicar a sus futbolistas las razones tácticas y futbolísticas del fracaso. Los Verón, Piojo López, Burrito Ortega y compañía no atenderían con mucho entusiasmo.

reclutado en el hotel

Encierro en Viena

Bielsa dejó el combinado argentino en 2004, y después de tres años sin equipo pasó a dirigir a Chile en 2007. Mientras entrenaba a la selección de Bravo, a la que clasificaría para el Mundial de 2010, el técnico de Rosario viajó a Austria y Suiza para presenciar en directo la Eurocopa de 2008. Durante los días previos a la final, y ya sin partidos diarios que analizar, Bielsa coincidió en el hotel de Viena con el equipo de Cuatro, la televisión que cubría el campeonato. Faltaba media semana para el famoso España-Alemania, 72 horas durante las que Bielsa vivió recluido en su habitación. Al parecer, el comentarista Julio Maldonado, más conocido como Maldini, le prestó medio centenar de revistas de fútbol que El Loco devoró en la intimidad. Solo se le vio un día por recepción, a donde bajó para cenar.

En el athletic

'Locura' confirmada

Cambios en la Federación Chilena de Fútbol propiciaron la dimisión de Bielsa, que el pasado verano aterrizó en el Athletic. Algo más de media temporada ha bastado para justificar su fama de excéntrico. La mencionada anécdota de sus trece pasos en El Madrigal es solo una de tantas las que ya le ha dado tiempo a protagonizar al argentino en clave rojiblanca. Por ejemplo, cuentan en Bilbao que nunca le han visto con traje. Ni siquiera se lo puso el día de la foto oficial con toda la plantilla de etiqueta. Se le ha visto salir de San Mamés con toda su familia a los mandos de un vetusto Fiat Panda. Y ha utilizado el banquillo del recinto bilbaino para hacer publicidad de las monjas Clarisas de Gernika, a las que fue a visitar junto a su esposa. Ocurrió durante el partido de Bilbao ante Osasuna, justo después del derbi de Anoeta, y el cuarto árbitro le ordenó retirar los carteles. Lo mejor, la cara de los jugadores suplentes cuando le vieron colocarlos.