Ni Iñigo Ros (Tudela, 21-10-1982), ni Javi Ros (Pamplona, 16-2-1990) olvidarán el 12 de marzo de 2011. Ese día, estos dos hermanos, procedentes del Tudelano y formados en la cantera de la Real, se vieron las caras por primera vez en un terreno de juego. La cita tuvo lugar en el estadio de Ipurua, donde el equipo en el que milita desde esta temporada el mayor de los Ros se enfrentaba al filial de la Real, escuadra a la que ha vuelto su hermano pequeño tras su breve paso como cedido por el Eibar.

En el enfrentamiento había mucho en juego porque los azulgranas defendían el liderato ante un Sanse que se ha convertido en la revelación del Grupo II de Segunda B. Precisamente, una de las incógnitas del partido era ver quién de los Ros era capaz de imponer su ley en el medio del campo. Al final, el pequeño, Javi, ganó la partida al grande, Iñigo, que se tuvo que retirar lesionado tras el descanso. No obstante, en los 48 minutos que estuvo en el campo tuvo la oportunidad de cruzarse en varias acciones con su hermano. "Fue extraño y a la vez bonito jugar contra Javi porque hasta ahora no habíamos coincidido en un campo, ni juntos, ni como rivales. La única vez que habíamos tenido ocasión de enfrentarnos fue en el choque de la primera vuelta en Zubieta, pero los dos estábamos lesionados y no pudo ser", confesó el centrocampista del Eibar.

Las sensaciones de Javi Ros fueron similares a las de su hermano, al que ha tenido y tiene como referencia futbolística. El joven jugador txuri-urdin, que no puede realizar declaraciones ya que así lo establece la política de prensa del club, esperaba con impaciencia el duelo contra Iñigo y, según reconoció este último, durante la semana previa "hubo pique" y después del partido (que acabó con empate a cero) "también".

objetivo de esta temporada

El ascenso a Segunda

Javi Ros, siempre según palabras de su hermano mayor, salió satisfecho de Ipurua porque el punto logrado, junto con el sumado en Gal el pasado sábado, les permite seguir soñando con meterse en el play-off de ascenso, algo que veían lejos al principio de temporada pero que tienen al alcance de la mano. "Su objetivo era la permanencia, pero ahora tienen la posibilidad de aspirar a algo más y no la quieren desaprovechar", señaló Iñigo, que espera que la temporada que está realizando su hermano en el Sanse le vuelva a abrir las puertas del primer equipo. "Es joven y espero que en el futuro tenga la oportunidad de asentarse en la Real", señaló el armero, que destacó que se trata de un jugador "con carisma, tácticamente muy bueno y con un gran despliegue físico". Iñigo sabe por experiencia propia (no consiguió dar el salto en la Real y se tuvo que ir al Jaén) que el camino que debe recorrer su hermano no es fácil porque "él sabe que hay mucha gente en su posición de calidad, pero también es consciente de que el club tiene esperanzas en su progresión y no va a renunciar a asentarse en la primera plantilla".

Sobre la posibilidad de coincidir en otro enfrentamiento, el mayor de los Ros apuntó que "espero que no porque significaría que él no está jugando en una categoría superior", aunque añadió que "si ascendemos, no estaría mal que en lugar de enfrentarnos pudiéramos jugar juntos en Segunda en el Eibar. Le recibiríamos con los brazos abiertos". En cualquier caso, no se obsesiona con la posibilidad de jugar en la división de plata: "Cuando uno hace todo lo posible por progresar debe tener la conciencia tranquila".