Un estudio elaborado en la Universidad de Extremadura ha revelado que el arsénico fue el veneno más mortífero del siglo XIX, ya que esta sustancia estuvo presente en el 33% de los envenenamientos. La autora de la tesis es María Ibáñez, médica forense, que trabaja en el Instituto de Medicina Legal de Badajoz, quien manifestó que ha pretendido revisar la utilización de este tóxico a lo largo de la historia. En este sentido, aseguró que se trata de un veneno que ha sido responsable de un gran número de crímenes sin resolver, ante la ausencia de técnicas que permitieran su detección en el cuerpo de las víctimas. A lo largo del siglo XIX, por necesidad de los tribunales de justicia, comenzaron a desarrollarse un gran número de experimentaciones y publicaciones acerca de técnicas que permitieran de manera efectiva detectar el arsénico en los intoxicados. Según Ibáñez, el arsénico ha estado seguido muy de cerca por el fósforo. Debido a que su uso ha disminuido bastante en los últimos años, el número de intoxicaciones y envenenamientos también se ha reducido considerablemente en los países desarrollados.
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