Las personas que tienen una cabeza de gran tamaño poseen una mejor memoria y más capacidad para pensar que aquellos pacientes con alzheimer y una cabeza más pequeña, incluso si la enfermedad ha acabado con la misma cantidad de neuronas en ambos casos. Así lo ha demostrado un trabajo realizado por investigadores de la Universidad Técnica de Munich (Alemania). Según el autor de este estudio, Robert Perneczky, "estos resultados añaden peso a la teoría de la reserva cerebral, es decir, la capacidad individual de resistir los cambios en el cerebro". El tamaño de la cabeza es una de las vías para medir las reservas del cerebro y el crecimiento cerebral.