El caso de Pello Alcantarilla puede tomar un nuevo rumbo con la querella que va a interponer por torturas contra el coronel de la Guardia Civil ya retirado Diego Pérez de los Cobos. El donostiarra, que trabajaba como transportista, fue detenido por la Benemérita el 3 de octubre de 2004 mientras conducía su camión en Burgos procedente de Iparralde en el marco de una operación antiterrorista franco-española que sirvió para desmantelar los principales arsenales de ETA. Pasó varios días incomunicado en la comandancia de la Guardia Civil de Tres Cantos (Madrid), donde asegura que fue torturado, pero su caso fue archivado judicialmente hace unos años. Ahora el caso puede reabrirse con una denuncia apoyada en la investigación realizada por el Observatorio de Derechos Humanos de Euskal Herria (GEBehatokia).

En la denuncia Pello Alcantarilla señala directamente al mando de la Guardia Civil como la persona que aquel día se encontraba en las instalaciones del recinto policial en el preciso instante en que le torturaban. Según su relato, mientras lo maltrataban brutalmente se giró y vio a Pérez de los Cobos que dijo “gracias, comisario” a un compañero suyo por haber conseguido que el detenido cantase en los interrogatorios. Esto sucedió en el momento en que se disponían a ponerle una bolsa de plástico en la cabeza, siempre según Alcantarilla. Lo vio y grabó su cara en el recuerdo, sin saber su identidad.

Alcantarilla, donostiarra residente en la localidad de Urruña (Lapurdi), denunció el caso y fue visto por el juez Andreu de la Audiencia Nacional a quien declaró que le habían hecho sufrir “auténticas salvajadas”. Su denuncia no tuvo recorrido y fue archivada.

Alcantarilla reconoció a Pérez de los Cobos a través de las imágenes de la prensa tras el 1-O

Quince años después, el procés independentista catalán afrontaba el juicio a sus líderes y en una de sus sesiones Pérez de los Cobos declaró ante los tribunales por su responsabilidad como coordinador policial frente al referéndum independentista del 1 de octubre de 2017. El coronel estuvo en el foco de todo el Estado, pero las imágenes de las brutales cargas policiales contra los independentistas le pasaron factura. Alcantarilla reconoció al mando de la Guardia Civil a través de las imágenes de la prensa y ató cabos: el policía al que vio en el calabozo el día de autos y el que aparecía en las imágenes tres lustros después declarando ante los jueces del Tribunal Supremo el 6 de marzo de 2019 eran la misma persona. Su flamante carrera profesional le hacía candidato a entrar en el selecto grupo de generales, pero en mayo de 2020, en plena pandemia por la Covid, su ascenso se truncó al ser destituido por el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, por “pérdida de confianza”. Hasta entonces lucía una hoja de servicios inmaculada con una veintena de condecoraciones, muchas de ellas vinculadas a la lucha contra ETA.

Tras identificar a Pérez de los Cobos y situarlo en el lugar donde fue torturado, Pello Alcantarilla solicitó a GEBehatokia el análisis de su caso y la responsabilidad en el mismo del coronel jubilado. La investigación llevada a cabo por la asociación reafirma la “coherencia” de la presencia de Pérez de los Cobos con su cargo en la fecha de la detención del denunciante. También verifica la verosimilitud del lugar en el que por aquel entonces estaba destinado (Madrid) debido al papel que tenía en los órganos de coordinación franco-española. En definitiva, según la investigación “concurrían el objetivo, la responsabilidad y la oportunidad” para que el coronel estuviera allí en aquel momento y circunstancia. A juicio de la asociación, esto “otorga credibilidad a la identificación y reconocimiento” de Pérez de los Cobos por parte de Alcantarilla.

Las declaraciones de Alcantarilla fueron determinantes para encontrar un depósito de armas, razón por la que la Guardia Civil se encargó de su detención en el Estado español, en una acción conjunta de Francia y España, bajo la dirección de la jueza francesa Laurence Le Vert. GEBehatokia sostiene que “no fue casualidad” que el transportista fuera interrogado por la Benemérita y no por la Gendarmería francesa. “La gran mayoría de la quincena de detenidos en la operación en el Estado francés fue encarcelada, al igual que Alcantarilla. La diferencia es que solo este último denunció haber sufrido torturas”, apostilla la asociación.