Más leña al fuego. Solo han pasado dos semanas desde que Eneko Andueza salió de la reunión con Aitor Esteban satisfecho con el funcionamiento de la coalición PNV-PSE, y sus mensajes ya han pasado del blanco al negro. Los socialistas han reprochado al consejero Pérez Iglesias que haya presentado alegaciones contra el decreto de creación de nuevas universidades de manera “unilateral”, y han deslizado que el PNV solo quiere aceptar a los migrantes de alta cualificación y licenciados en Harvard, porque el lehendakari Pradales ha abierto una reflexión sobre la migración que recibe Euskadi y la que necesita. Ahora, el secretario general del PSE ha dado un salto cualitativo y ha cuestionado la voluntad del PNV de mantener los acuerdos porque, al parecer, lo que ha molestado a los socialistas es que su posición discrepante sobre estas cuestiones no tenga visibilidad pública en las ruedas de prensa posteriores al Consejo de Gobierno, que su posición pueda quedar anulada o eclipsada, o que parezca que Andueza abre disputas que después nadie secunda. Esta polémica llega en un momento en que el PSE se había fijado como objetivo disputar la Lehendakaritza, y para ello necesita proyección. En este contexto, lejos de bajar los decibelios, Andueza no dejó este miércoles títere con cabeza en la entrevista en ETB-1. Se quejó de que la portavoz del Gobierno vasco, Maria Ubarretxena, no haya reflejado públicamente que los consejeros socialistas han planteado objeciones a estas dos cuestiones en las reuniones semanales del Ejecutivo (sostuvo que no dice la verdad), y llegó a cuestionar “las ganas que tiene el PNV de seguir en el Gobierno” con los socialistas.

Quizás reconociendo el impacto que iban a tener sus palabras, en ámbitos socialistas aseguraron que no lo decía no tanto porque el PSE quiera romper el Gobierno, sino que pretendía poner el peso en la actitud del PNV y preguntarle si cree que está actuando como debería con su socio de coalición. Eneko Andueza se ha mostrado visiblemente crispado e incluso se le ha escapado una interjección malsonante, pero ha dejado un resquicio para reconducir este asunto cuando ha redirigido sus críticas hacia una exigencia de “coordinación”. Ha reconocido que estas disputas benefician a EH Bildu, que lo ve todo desde la barrera y asiste como un “tapado” al debate de la migración sin mojarse o profundizar en su posición. De manera contradictoria, Andueza siguió arrojando piedras contra el tejado de PNV y PSE con sus críticas, e hizo públicas unas quejas que podría haber encauzado en privado.

Andueza ha tratado de culpar de lo sucedido al PNV y su “nerviosismo” ante las elecciones municipales y forales de 2027, pero también ha dejado la puerta abierta a que sea algo más coyuntural, un mero desajuste en la comunicación en un momento de renovación total de la Ejecutiva nacional, que ahora dirige Aitor Esteban. En ese caso, la polémica no tendría mayor profundidad ni recorrido. Ahora bien, el socialista señaló a los jeltzales, pero él mismo cerró el décimo congreso del PSE poniendo rumbo a las elecciones y con la ambición de ocupar Ajuria Enea. Y eso supone una estrategia a medio y largo plazo. Ya entonces dejó ver por dónde iba su estrategia al arrogarse el éxito de la operación Talgo en un discurso que fue muy comentado, y cabe recordar que su renuncia a entrar en el Gobierno vasco como vicelehendakari se interpretó como una forma de preservar su perfil más díscolo con el PNV. Por tanto, está pasando en cierta medida lo que cabía esperar que sucediera y abre un horizonte de difícil gestión para los socios en los próximos dos años. Andueza se ha reafirmado en que se tienen que acordar los asuntos, o “habrá disputas”.

El lehendakari quizás fue "malentendido"

Andueza sí amagó con dejar al margen de esta polémica al lehendakari. Cuando le preguntaron por la reflexión de Pradales sobre la migración que recibe Euskadi y la que necesita, admitió que no sabe si es un “cambio de rumbo”, si dijo “lo que sentía”, o si bien “fue un malentendido”. Centró su descontento en las declaraciones posteriores del portavoz parlamentario y burukide Joseba Díez Antxustegi, quien habló de ser “selectivos” con la migración. Es cierto que el PNV no ha vuelto a utilizar esa expresión porque puede tener otras connotaciones y no apareció en la nota del EBB del lunes, pero el propio presidente español, el socialista Pedro Sánchez, coincide con la idea de la migración ordenada y tratar de cerrar contratos laborales en los países de origen. Andueza, no obstante, dijo sobre el mensaje de Díez Antxustegi que es “un poco racista”, y pidió una “postura oficial” al PNV, porque cree que el rechazo al macrocentro de refugiados en Gasteiz tampoco casa con un mensaje de integración. El PNV ha aclarado que está a favor de la acogida, pero en centros más pequeños para una atención personalizada.

Andueza no fue tan lejos ni quiso ahondar en las palabras de la delegada del Gobierno español, Marisol Garmendia, quien había situado al PNV próximo a la “caverna” de PP y Vox, pero tampoco aprobó “las amenazas” de los jeltzales cuando aseguraron a Pedro Sánchez que tomaban nota de estas palabras como si fueran de La Moncloa.

Lo que pide Andueza

Toda esta reflexión condujo a que le preguntaran qué pasa entre los socios. Andueza defendió que la posición del PSE “no ha cambiado”, que los liderazgos del PNV sí son otros, y que quizás su situación interna la está trasladando a las instituciones. “Tenemos un acuerdo de Gobierno y se tiene que mantener. Si algunos salen de ese acuerdo, el PSE no se va a callar y va a aclarar su posición. ¿Quién se ha salido del acuerdo? En el caso del tren de alta velocidad, fue el lehendakari. Si yo di un tirón de orejas a un consejero del PSE (Javier Hurtado), ¿qué voy a hacer con el lehendakari? ¿Callarme?”, insistió. Además, añadió que se está proyectando una imagen del Consejo de Gobierno que no es real, porque el vicelehendakari segundo, Mikel Torres, y otro consejero, pidieron explicaciones sobre el discurso migratorio; y sobre el decreto de universidades, tomaron la palabra hasta tres consejeros socialistas. Aquí puede surgir un problema de matiz. Maria Ubarretxena salió del Consejo diciendo que había unidad en torno a unos determinados principios, pero no reveló la discusión previa, que en teoría es secreta. En el caso del decreto, sí se dijo desde el Gobierno vasco que el consejero Pérez Iglesias tomó la palabra sin que nadie se lo pidiera antes. Se desconoce si los socialistas intervinieron antes o después, pero lo hicieron.

El problema en este caso parece ser que al PSE le molesta que su posición pueda quedar anulada o eclipsada, o que parezca que Andueza abre disputas que después nadie secunda. El secretario del PSE pidió jugar “con lealtad”, y fue entonces cuando dijo que no sabe “las ganas que tiene el PNV de seguir” con esta coalición de Gobierno. No lo hizo con la intención de romper el Gobierno por parte del PSE, sino para dejar en el aire que los socialistas empiezan a desconfiar de la actitud del PNV o de que los jeltzales estén cómodos.

“La clave es una buena coordinación y acordar entre los socios. Si no, el que saca beneficio es EH Bildu. EH Bildu dice que no entra en la polémica, va de tapada y no da su opinión sobre la migración”, denunció. A su juicio, si hay cuestiones que causan conflicto entre los socios, los va a llevar al “fracaso” como esperan otros. Pidió al PNV “un cambio de actitud” y espera que la situación se reconduzca. En sentido estricto, el PNV cumplió el acuerdo de Gobierno, que solo obliga a elevar al Consejo de Gobierno los recursos ante el Tribunal Constitucional y no las alegaciones en fase previa al decreto de universidades.