A punto de completarse el primer año de la legislatura, ¿se están cumpliendo las expectativas que hablaban de un nuevo tiempo en el que primarían los acuerdos?
Sin duda. Yo creo que el lehendakari Pradales dejó claro desde el principio cuáles iban a ser sus prioridades tanto en el fondo como en las formas. En todos los ámbitos señalados –pacto de salud, economía, industria, seguridad...– se ha ido avanzando con la forma de hacer política del lehendakari, que es a través del diálogo y los acuerdos.
Pero para alcanzar acuerdos hace falta más de una formación...
Sí. Yo siempre digo que tenemos modelos diferentes a los de otras formaciones y creemos en políticas distintas para muchas cosas. Pero tener un mínimo común es importante, y creo que en este inicio de legislatura la voluntad general está siendo buena.
Entiendo que eso que acaba de decir se aplica a EH Bildu, el principal partido de la oposición.
“No nos duelen prendas en reconocer que, por convicción o por estrategia, EH Bildu se muestra abierta a los acuerdos”
Sí, sí. No nos duelen prendas en reconocer que en este inicio de legislatura, no sé si por convencimiento o por estrategia, Bildu está llevando adelante esta política.
Estamos percibiendo que, por lo menos, existe una voluntad de apertura a la negociación y al diálogo. Luego, esa voluntad se tiene que plasmar en acuerdos concretos pero por parte del lehendakari está la voluntad de que así sea, y tenemos que reconocer que por parte de otros grupos también se está actuando así.
Sin embargo, Bildu no ha culminado acuerdos importantes como el pacto fiscal.
Sí, bueno, estaba hablando de acuerdos en el ámbito del Parlamento Vasco. El pacto fiscal se trabajó en el ámbito de las Juntas Generales de los tres territorios. Y ahí Bildu no quiso entrar porque tenemos modelos muy distintos. Quería subir los impuestos a las clases medias y nosotros no íbamos a pasar por ahí en ningún momento.
La coalición soberanista también quedó fuera del acuerdo presupuestario.
Ahí sí que pudo haber vértigo. Hubo muchísimas negociaciones. Se apuró hasta el último momento y al final no hubo acuerdo. Eso también es fruto de que tenemos dos modelos distintos. El PNV es un partido político que cree en el desarrollo económico, que cree en la industria, que cree en el crecimiento económico, que cree en la atracción de empresas, que cree en la inversión en talento y, en cambio, otros partidos políticos no creen en eso. Cuando se plasma que tenemos modelos distintos de sociedad no se plasman los acuerdos.
¿Y cómo es la relación con el PSE, el socio de gobierno? De cuando en cuando afloran diferencias.
“Pese a ciertos titulares y ciertas declaraciones públicas, la relación entre los dos socios del Gobierno vasco es muy buena”
Yo quiero diferenciar las declaraciones públicas con la relación que hay en el día a día, que es fantástica. Tenemos una relación coordinada, muy rodada, con interlocución directa y permanente.
Discrepancia sobre el decreto de universidades
Sin embargo, insisto en que se han dado varios desencuentros. El más reciente, el desmarque del líder del PSE, Eneko Andueza, de la postura del consejero Pérez Iglesias en contra del decreto de universidades del Gobierno español.
Este es un asunto al que queremos quitar hierro. Yo personalmente he hablado con el Partido Socialista y tampoco le dan la relevancia que se le ha dado en los medios de comunicación. Es algo habitual que haya discrepancias entre departamentos del Gobierno vasco y ministerios del Gobierno español. Ha pasado incluso entre departamentos gestionados por el PSE y ministerios del PSOE. Y, en este caso, lo que ha ocurrido es que el consejero de Ciencia y Universidades ha manifestado por qué no compartimos ese decreto tanto en el fondo como en las formas. Se han enviado alegaciones en defensa de nuestro autogobierno. Todo, con absoluta normalidad.
¿Se ha cerrado también el encontronazo por el “tirón de orejas” que le dio en público Andueza al lehendakari por unas declaraciones sobre el TAV?
Ahí de nuevo tenemos que diferenciar entre las declaraciones públicas y las afirmaciones que se hagan en determinados medios de comunicación –ellos sabrán con qué interés o qué intención– sobre la relación del día a día de los socios de gobierno. Ahí se estaba hablando de la alta velocidad, y en esta materia tenemos claro que lo que debemos hacer es instar al Gobierno español a que concluya de una vez los trabajos para la unión de la Y con Burgos y concluya los informes para ver por dónde se tiene que conectar la Y con Iruñea. Aquí los retrasos son importantes y son responsabilidad del Gobierno del Estado.
La cuestión de la conexión del TAV con Nafarroa no solo ha provocado desencuentros con su socio. También ha habido fricciones dentro del propio PNV.
Que pueda haber opiniones distintas no quiere decir que no tengamos una posición común. Hace poco más de un mes, en la Asamblea del PNV se aprobó una ponencia en la que queda clara la posición del partido, que es esperar a que concluyan esos informes técnicos, y una vez estén sobre la mesa, determinar cuál es la mejor conexión con Pamplona. Y ahora lo que tenemos que hacer es instar a que de una vez por todas esos informes estén, pero lo que no entendemos es por qué no están ya, por qué se han guardado en un cajón y no avanzan.
¿No les consta ninguna explicación sobre el retraso?
Es que la cuestión de los retrasos no es nueva. Ahora se lo reprochamos al PSOE, pero durante muchos años se lo reprochamos al PP. Es que es de chiste. Es que tenemos retrasos en las obras, tenemos retrasos en las conexiones, tenemos retrasos en los informes, tenemos retrasos en que no nos dicen si la alta velocidad va a entrar soterrada en Gasteiz o no. Ya está bien, ya está bien.
Mesa vasca por la salud
Volvemos a los acuerdos. Se está mimando especialmente el que debe salir de la Mesa vasca por la salud. Lo que escuchamos de unos y de otros es esperanzador.
El hecho de que hayamos llegado hasta aquí ya es un éxito. Lo es porque hemos conseguido sacar el tema de la salud del debate político y del ruido mediático. Eso nos ha permitido ir tomando medidas durante este primer año de legislatura que han ido mejorando el sistema público de salud. Se han reducido las listas de espera, se ha mejorado algo la atención primaria. ¿Está todo hecho? No. ¿Nos conformamos? No. Somos conscientes de que queda mucho por hacer y, en ese sentido, se ha dividido la mesa en 21 grupos de trabajo que van a elaborar sus propios documentos y se sigue trabajando. Somos optimistas y creemos que se va a poder alcanzar un buen acuerdo.
¿Está seguro de que se ha sacado el sistema público de salud del debate político? En cada pleno de control sale la cuestión y los grupos de la oposición convocan a la prensa con cierta frecuencia para denunciar alguna situación.
Sí, pero si recordamos cómo era el debate sobre la salud tanto a nivel político como en la propia calle hace un año y vemos cómo está el clima en este momento, está claro que la tensión se ha rebajado. Y eso también es porque la gente va al centro de salud y percibe la mejora. Eso se traslada también al buen clima político.
La Educación sí ha vuelto con fuerza a la arena política y a la confrontación sindical. Sin embargo, en las últimas horas se ha conseguido parar una nueva semana de huelgas. Habrá que felicitarse por ello...
Un buen acuerdo, sobre todo para las familias y los alumnos. Se demuestra que ha habido voluntad negociadora y que ambas partes, tanto Gobierno como sindicatos, han entendido que lo más importante era mejorar el sistema educativo: bajar ratios, reducir carga lectiva y burocracia, reducir la interinidad… Un acuerdo que sirve para seguir reforzando la educación pública en Euskadi. Nos apena que ELA se haya quedado fuera del acuerdo y haya vuelto a mostrar que prioriza seguir con su estrategia de confrontación y desgaste.
Nuevo estatus
Vamos con el clásico de los clásicos. ¿Hay elementos que nos permitan pensar que esta legislatura será, de una vez por todas, la del acuerdo para la renovación del pacto estatutario con el Estado?
“Estamos trabajando desde hace meses con discreción para que esta sea la legislatura del nuevo estatus. Ojalá lo sea”
Nos gustaría que lo fuera. Estamos trabajando desde hace meses con discreción. Es muy importante que el proceso siga siendo así. Se trata de un acuerdo entre partidos con sensibilidades muy diferentes y solo con discreción se puede avanzar.
El PSE, socio del PNV, no deja de pintar líneas rojas sobre el acuerdo para el nuevo estatus.
A este debate hay que entrar, sí con posiciones firmes, sí con posiciones claras, pero con no demasiadas líneas rojas. Evidentemente, tendremos que encontrar textos en los que todos y todas nos sintamos cómodos, en los que seamos capaces de representar la pluralidad de la sociedad vasca. Este país lo conformamos personas muy distintas y creo que el nuevo estatuto que trabajamos por alcanzar tiene que ser capaz de reflejar esa diversidad.
Y si, finalmente, se cuadra el círculo en Euskadi, ¿qué podemos esperar de Madrid? ¿Se superará la tentación del bloqueo que ya vimos, por ejemplo, con el llamado ‘Plan Ibarretxe’?
La situación en Madrid es la que es. Y es verdad que en este momento parece que tenemos una ventana de oportunidad. Nos gustaría pensar que la mayoría actual facilitaría la aprobación de lo que llevemos desde aquí.
En todo caso, esa ‘ventana de oportunidad’ que dicen ustedes y Bildu solo se mantendrá mientras Pedro Sánchez evite que la legislatura encalle. ¿Lo hará?
Sánchez ha demostrado que es capaz de aguantar. Es cierto que no ha presentado Presupuestos, pero del presidente del Gobierno español nos podemos esperar cualquier cosa.
Relaciones con el PP
Pase lo que pase, no parece que el PNV se vaya a unir a quienes quieren provocar que legislatura descarrile y se alcen con el poder PP y Vox.
Por supuesto que no. Insistimos en que somos un partido de orden, lo que significa que cumplimos los acuerdos que hemos firmado, siempre que también los respeten los demás partidos, y eso está siendo así hasta el momento.
El PP, sin embargo, no deja de pedirles que se sumen a una moción de censura.
El PP dice querer acercarse al PNV, pero cada vez que viene aquí uno de sus dirigentes, lo que hace es insultarnos. Y en las mismas Cortes no dejan de votar contra el autogobierno. Además, mientras el PP siga dependiendo de los votos de Vox para llegar al Gobierno español, el PNV jamás va a entrar ahí.
¿La mala relación con Génova es trasladable al PP vasco?
Es que el PP vasco cada vez se comporta más como una sucursal del PP español. El jueves mismo, teníamos una propuesta para defender una competencia anulada por el Tribunal Supremo. Creíamos que el PP uniría sus votos a los de PNV, Bildu y PSE y no lo hizo.
“Como dijo nuestro presidente, Aitor Esteban, vamos a seguir siendo el nuevo PNV de siempre”
¿Cómo se siente ocupando una silla en uno de los EBB más jóvenes que se recuerda?
Muy pero que muy contento. Tenemos un gran equipo, muy engrasado. De verdad que estoy muy cómodo y con ganas de seguir trabajando.
Todo eso, después de un proceso larguísimo, con una enorme exposición pública y determinados medios vendiendo la especie de una gran fractura.
Ha sido un gran alivio terminarlo. Hemos estado casi un año delante del foco. Y eso en el mundo actual, con medios digitales, opinadores de todo tipo y redes sociales, ha resultado duro. Además, se han difundido muchas cosas que no eran ciertas. Yo, que estaba allí y conocía lo que ocurría, no daba crédito a lo que se estaba contando. Pero también hay otra lectura. Si ha interesado tanto el proceso interno, también es porque el PNV no es un partido al uso. Lo que pasa en el PNV se traslada al conjunto de Euskal Herria porque nuestro partido es una herramienta para mejorar la vida del país.
¿Qué diferencias va a haber entre el PNV de Aitor Esteban y el de Andoni Ortuzar, dos personas de la misma generación que han venido trabajando codo con codo?
Dos personas, añado, de la misma tradición política y de la misma sensibilidad, que, además, han demostrado durante muchos años su capacidad para trabajar juntos y alineados en las principales posiciones del partido. Evidentemente, son dos personas distintas, pero yo no pondría el acento tanto en las diferencias. Para mí, lo fundamental es que estamos haciendo una transición bastante natural y muy ordenada. Como dijo Aitor Esteban, vamos a ser el nuevo PNV de siempre.
Una gran definición, pero hay que ser “el nuevo PNV de siempre” en un contexto que se ha puesto cuesta arriba, con una EH Bildu de dulce a la que no se le cuestiona nada y un voto de castigo prácticamente “por que sí” a los gobiernos jeltzales.
Es que venimos de una situación, que es la de 2019-2020, en la que estamos muy por encima de los mejores resultados históricos del PNV. Es muy difícil mantener eso. Pero, en todo caso, partimos de una muy buena situación. Mantenemos el Gobierno vasco y los de las tres diputaciones. Además, en Madrid tenemos un grupo parlamentario decisivo. Ahora tenemos que tratar de mantener eso, reconectando con nuestros votantes tradicionales y llegando también a las nuevas generaciones que se incorporan al censo.
Reconectar
¿Y cómo se hace eso?
Tenemos que seguir siendo un partido de orden, que hable claro, que siga apostando por atraer empresas, por mantener unos buenos servicios públicos, por garantizar la seguridad en la calle. Creo que eso es lo que nos pide la gente. Y que hablemos claro. Solo hablando claro podremos reconectar.
Es muy delicado eso que dice. Hablar claro implica meterse en charcos que pueden resultar conflictivos, como la inmigración, cuyos discursos se han cedido en exclusiva a la extrema derecha.
“Si renunciamos a entrar en debates como el de la inmigración, estamos cediendo todo el terreno a la extrema derecha”
En la medida en que renunciamos a determinados debates, en la medida en que aceptamos que hay cuestiones sobre las que no se puede hablar, estamos abonando el terreno para que crezca la extrema derecha. Y eso es lo que tenemos que evitar. Debemos aportar nuestras soluciones que, evidentemente, serán distintas de las suyas, pero lo que no podemos hacer es negar el debate. Tenemos que entrar y aportar nuestras soluciones.
Eso implica, a veces, no salir muy guapo en la foto. Si ustedes abogan por desalojar a usurpadores de pisos, les dirán que no son sensibles al problema de la falta de vivienda.
Ya, pero hay cuestiones, como esta que cita, en las que tenemos que marcar nuestra propia agenda sin pensar en lo que nos puedan llamar o dejar de llamar. Hay una masa social mayoritaria, quizá silenciosa, que, en el caso que cita, comparte que si te ocupan tu casa, deben existir los mecanismos para que la recuperes.