¿Cuánto tiempo más cree que podrá aguantar Sánchez con esta debilidad?

–El que Pedro Sánchez, y solo él, considere conveniente. Cualquier otro líder habría precipitado una disolución de las Cámaras. Él es distinto a todos los demás. Otra cosa es que el tema de Begoña Gómez vaya demasiado lejos porque el presidente sangra especialmente por esa herida tan personal, que, dicho sea de paso, nunca debió llegar a judicializarse.

Los problemas le empiezan con su socio principal, Sumar.

–Principalmente con Podemos. Es cierto que Sumar es un problema en sí mismo y, a su vez, irradia inestabilidad a la coalición de gobierno. Pero la venganza que maquina Pablo Iglesias es de hondo calado. La hiriente disculpa que supone Errejón puede ser letal para el presente y el futuro inmediato de esta izquierda que ha resultado tan decepcionante.

¿Todo está en manos de Junts?

–Sánchez está en manos de Junts desde el inicio de la legislatura. Pero no le ha ido nada mal. Incluso, a su electorado tampoco le pesa demasiado esta permanente claudicación. Saben que es un obligado peaje para cortocircuitar a la derecha. Además, la conquista de la Generalitat vale su precio en oro. Que se lo pregunten a Junts, absolutamente enrabietado, que va camino de seguir mucho tiempo con esa espina clavada y apenas se consuela ante los suyos provocando pequeños disgustos al PSOE en el Congreso

¿Cómo ve el papel de los habituales socios de la investidura?

–Podemos y Sumar son ahora una auténtica bomba de relojería junto a Junts. Los dos partidos de izquierda han cogido la bandera de la reforma fiscal como tabla de salvación ante un electorado muy desilusionado sobre todo con la opción que trata de liderar Yolanda Díaz y pueden meter en casa la soga del ahorcado. Una estrategia a la desesperada cuando su credibilidad y consistencia aparecen tan débiles.

Y, particularizando, ¿qué le parece la actuación de PNV y EH Bildu? Se diría que están siendo los socios más leales.

–Sin lugar a dudas. Palabra de vasco en estado puro. Los dos partidos son conscientes de que enfrente está el caos y por eso tratan de taponar las vías de agua, a pesar de que Sánchez no les corresponde con el mismo trato en demasiadas ocasiones. Quizá por estas desconsideraciones deberían enseñar los dientes de manera más ostensible.

Muchas veces da la impresión de que la única argamasa del bloque de investidura es el miedo a un gobierno PP-Vox.

–Algunos pronunciamientos y algunas actitudes del PP y de Vox producen inquietantes escalofríos. Provocan ese miedo que ya lo intuían esas decenas de miles de votantes que les dejaron sin mayoría absoluta en las últimas elecciones generales. Un PP centrado, ese que se esperaba con Feijóo y que ahora resulta un espejismo, comprometería más de una vez la unidad de esa mayoría de investidura. Pero ni lo aciertan a ver en Génova ni tampoco se atreven.

El PP ha optado por la bronca. No parece que la estrategia le dé grandes frutos

–El nivel de la dirección y de los asesores del PP deja mucho que desear. Así se explican muchos de sus despropósitos puntuales y estratégicos, empezando por sus alianza autonómicas y locales con Vox que tanta carga les está suponiendo. Además, algunos comportamientos son deplorables y denunciables en democracia. Se ha refugiado en el ruido permanente, casi en la deslegitimación del poder actual desde que ganaron en votos y no pudieron gobernar, olvidándose, sobre todo, de generar un proyecto ilusionante que se aproveche de tantos errores y debilidades de la izquierda.

¿Habrá presupuestos?

–Nunca hagas una apuesta con Sánchez: la perderás. Sánchez seguirá gobernando haya o no presupuestos. A él le encantaría aprobarlos porque sumaría otra victoria en el límite, y más, cuando nadie confía en ellos. Va a seguir en el poder pase lo que pase con las cuentas

¿Cuántos años o meses más le echa a la legislatura?

–Los que quiera Sánchez. ERC, PNV y EH Bildu no van a dejar que la derecha gobierne siempre que esté en su mano. Y Podemos y Sumar saben que en unas elecciones a corto plazo son carne de cañón. Junts no tiene fuerza por sí solo para derrocar a Sánchez. Otra cosa es que un día se lo proponga Feijóo. Pero eso queda todavía muy lejos.