La hiperactividad que ha mostrado el lehendakari movilizando a los territorios afectados por los incumplimientos de Francia con el tren de alta velocidad no quedará reducida a un mero ejercicio de protesta o melancolía. Tan solo unas horas después de participar este lunes en la asamblea de la eurorregión con Nafarroa y Nueva Aquitania y de que ambos territorios le trasladaran su apoyo a la idea de elevar algún tipo de petición a la Unión Europea para que haga valer los plazos establecidos, el Gobierno vasco ha anunciado este martes que Iñigo Urkullu ha solicitado una reunión con la comisaria europea de Transportes, Adina Valean. En esa cita no estará solo, sino que lo acompañará Alain Rousset, el presidente de la eurorregión y de Nueva Aquitania, la región más extensa y la cuarta más poblada de la propia Francia, un apoyo muy valioso para Ajuria Enea.
La posibilidad de tocar la puerta europea ya rondaba la mente de Urkullu en los últimos días y el lunes pareció tomar cuerpo en la reunión de la eurorregión, como informó este periódico. El lehendakari se está encontrando firmes adhesiones y territorios atlánticos que comparten su preocupación por los incumplimientos del Estado francés, por el informe que retrasa hasta 2042 la línea de alta velocidad Burdeos-Dax y que ni siquiera pone fecha a la conexión en frontera con Hendaia, mientras que los plazos europeos hablaban de 2030. Es una red que afecta también a Portugal y que forma parte del reglamento europeo de redes de máxima importancia TEN-T, Trans-European Transport Network. Los corredores prioritarios de TEN-T, llamados Core Network, son nueve en toda Europa y deberían estar terminados en 2030. En el Estado español, son dos: el atlántico y el mediterráneo. El portavoz europeo de Transportes, Adalbert Jahnz, dio la voz de alarma hace unos días al anunciar que mantendría contactos técnicos con el Estado francés para clarificar sus intenciones.
Las declaraciones del portavoz europeo dan una pista de aterrizaje a Urkullu para pedir la mediación de Bruselas. Es decir, no se trataría de una petición extravagante a la que Europa vaya a responder que no le han dado vela en ese entierro, sino que ya está sobre la pista. Además, este momento político es idóneo para presionar. Por un lado, Rousset es socialista y, por lo tanto, pertenece a una familia política enfrentada al presidente Emmanuel Macron, de ahí que se mueva con comodidad en la presión al mandatario francés. Por otro lado, a partir del 1 de julio, Pedro Sánchez asumirá la presidencia de turno del Consejo de la Unión Europea, lo que brinda la oportunidad de crear una macrorregión atlántica y situar en agenda estas prioridades, aunque esto es así solo sobre el papel, porque los sucesivos gobiernos españoles tampoco se han caracterizado por dar ritmo a las obras del TAV.
¿Por qué no acude Chivite?
En la reunión participarán solamente Urkullu y Rousset y no la navarra María Chivite porque la comunidad autónoma vasca y Nueva Aquitania son los dos territorios que están en la conexión en frontera, en en nudo del tren de alta velocidad entre los estados español y francés. Son los territorios del cruce. La línea de alta velocidad también pasará por Nafarroa pero no de manera exclusiva y, aunque es un territorio fronterizo, sus tramos no están en ese cruce cuyo plazo se cuestiona ahora por Francia, el de Hendaia. Sería una situación equiparable a, por ejemplo, Cantabria. El apoyo de Chivite, en cualquier caso, se tiene igualmente, y ella misma dijo públicamente el lunes que había que presionar a Europa.
¿Qué quiere plantear Urkullu a la comisaria?
Según las fuentes consultadas por este periódico, en la reunión con la comisaria, que aún no se ha confirmado, se le pueden plantear un abanico de cuestiones como hablar sobre la financiación de la obra por parte de Bruselas, aunque es difícil que se movilicen fondos para una infraestructura que no quiere Francia. De ahí que se pueda plantear también algún tipo de garantía para el Estado francés, para que pierda el miedo a que una mejor conexión ferroviaria devalúe su modelo energético basado en las centrales nucleares y también en el hidrógeno de producción nuclear. Se trataría de convencer a Francia de que tiene algo que ganar con la conexión por el sur en lugar de mantener esa cerrazón para evitar que se le haga competencia. La posibilidad de una sanción es una quimera, sobre todo viendo el peso de Francia en la Unión Europea y su condición de contribuyente neto.
Reunión con Gales para reforzar el eje atlántico
En paralelo, el lehendakari quiere reunirse con el embajador francés en el Estado español, Jean Michel Casa, para explicarle esta preocupación e informarlo de primera mano sobre los foros que está poniendo en marcha. El lunes de la semana pasada, recibió en Ajuria Enea a los presidentes de Galicia, Asturias y Cantabria. Además, la semana que viene se reunirá con el primer ministro de Gales, Mark Drakeford. La idea es reforzar el eje atlántico, el oeste europeo del que forma parte Euskadi, para que no pierda influencia tras el Brexit. En este caso, con Gales no se dirimen cuestiones relacionadas con la conexión energética o ferroviaria, sino temas relacionados con el océano y las relaciones económicas pero, sobre todo, se trata de sumar fuerzas, poner en valor el área geográfica atlántica y buscar complicidades entre unos territorios que parecen haber quedado en la periferia.
El portavoz del Gobierno vasco, Bingen Zupiria, aclaró que la agenda del lehendakari sigue y no se ve afectada por el clima electoral. No se pronunció sobre los análisis que matizan que Chivite no se ha llegado a unir expresamente al lobby cantábrico.