Era conocido que el Foro Social, entidad creada en junio de 2013 de la mano de Lokarri y Bake Bidea para sellar de forma definitiva el proceso de paz en Euskadi, iba a bajar la persiana de forma inminente. Ayer, en un encuentro en Durango, alargaron este plan de cierre hasta el mes de marzo con “un sexto y último foro”, según avanzaron. Satisfechos de los avances logrados, reconocieron que “de las doce recomendaciones” efectuadas en la primera edición de la entidad, “once se han cumplido o están maduras para hacerlo”. A falta de lograr todos y cada uno de los objetivos prefijados, vinieron a manifestar que “el proceso de resolución no está culminado”. Y es que “en estos meses han aparecido obstáculos nuevos en el camino, que identifican los retos de una nueva fase que no será como la anterior. Una nueva fase del proceso de resolución de las consecuencias del ciclo de violencias que deberá afrontar nuevos retos y dotarse para ello de nuevos instrumentos”.

En una declaración de seis puntos leída por su portavoz, Agus Hernán, el Foro Social aseguró que es “mucho” lo que se ha avanzado en sus diez años de andadura. “Estos avances han sido posibles gracias a la perseverancia de la sociedad civil y porque ha habido suficiente madurez para construir espacios de confianza que han generado consensos que, a su vez, han permitido avances significativos en todos los ámbitos”. “Son numerosos los actores institucionales, políticos, sindicales y sociales que han decidido progresivamente salir de sus zonas de confort para hacer este camino juntos, priorizando lo que les une a lo que les separa: la búsqueda de la cohesión social y la convivencia democrática”, agregaron, a la par que incidieron en que ha sido abundante lo aportado en lo interno, como es la pluralidad del Foro Social Permanente –surgido años después, en 2016–, como en lo externo, “tejiendo una extensa red de relaciones de trabajo y activando nuevos actores que observaban estas cuestiones desde la distancia”.

Satisfechos con la labor ejecutada, especialmente en “aquellas consecuencias del ciclo de violencias que están en vías” de resolución, en los que “los marcos de resolución aparecen ya definidos”; en todo caso, aún resta por satisfacer una de las doce premisas por las que nació el Foro Social Permanente. El organismo entiende que “el proceso de resolución no está culminado” del todo. Y es que en ese panorama “han aparecido obstáculos nuevos” y creen que habrán de activarse nuevas herramientas.

Mínimos

Tal como señalaron, en la actualidad no existe todavía “un marco de resolución”, y este depende no tanto de sus recomendaciones sino “de la voluntad política de los partidos políticos para consensuar unos mínimos”. “En este sentido, el ciclo electoral que se inicia no ayuda”, detallaron. Aprecian además que “existen algunos agentes que en este terreno están haciendo una verdadera función de lobby, con el fin de condicionar este marco de resolución que ya empieza a definirse”. De la misma forma, aseguran que “existe un riesgo claro” en esta última fase, “el de la desmemoria”.

“Este riesgo está siendo alimentado con la manera en la que se está tratando públicamente esta cuestión. La crispación en torno a la batalla del relato genera hartazgo en la sociedad”, aseguran desde el Foro. Otra de las tareas pendientes en el “marco de resolución” pasa por “desmontar toda la política de excepcionalidad”, refiriéndose a las leyes 7/2014 y 7/2003 de acumulación de penas y de cumplimiento de 40 años íntegros. Tampoco dan por cumplida la cuestión de las personas huidas y deportadas, que creen que sigue fuera de la agenda de resolución.