El Gobierno español ha dejado en entredicho su compromiso con el calendario de transferencias para cumplir el Estatuto de Gernika por la forma en que lo ha gestionado. Ha pasado más de un año de sequía desde la última materia acordada, la gestión de las prisiones. Pero, más allá de estas demoras que son una práctica conocida y habitual, Pedro Sánchez insinúa ahora que cuatro de esas materias ya no son transferibles, lo que supone dar un salto cualitativo en el incumplimiento del cronograma. Se suma a otras declaraciones más o menos veladas en contra de traspasar los aeropuertos. La situación abre una nueva grieta en la confianza, y ha llevado al lehendakari a intervenir públicamente para denunciar estas resistencias. Portavoces del PSOE han tratado en las últimas horas de trasladar ante la prensa su compromiso con el Estatuto, pero el deterioro ha llegado a tal punto que solo un fruto concreto y tangible podrá recomponer el enredo provocado por el propio Sánchez en el Debate de Política General del Congreso.

Todo apunta a que la tecla para reactivar la confianza sería la transferencia de las líneas de tren de cercanías. Por tres motivos. Por un lado, es la única transferencia que se está negociando ahora mismo. Por otro, la gestión de Renfe en Euskadi se ha convertido en un polvorín para el Estado. El Gobierno español podría quitarse un peso de encima, porque la inversión brilla por su ausencia en algunos tramos, y son cada vez más frecuentes entre los trabajadores las denuncias de falta de personal y sobre la antigüedad de unos trenes que en ciertos casos acumulan tres décadas de vida. Hace unos días surgía otra polémica por la cancelación de 50 trenes en Bizkaia en pleno verano, y se ha convertido en un flanco de desgaste político en el Congreso y el Senado, con frecuentes interpelaciones del PNV sobre las frecuencias o la calidad en el servicio.

No extraña en ese contexto que los bonos para viajar gratis se hayan recibido también con comentarios sarcásticos desde algunos representantes de otras comunidades en situaciones similares. Isabel Díaz Ayuso, desde Madrid, consideró que la medida es una “broma” y más valdría “invertir en mejorar la red, que tiene un problema deficitario evidente”.

Por otra parte, es una materia situada en los primeros puestos de prioridad para el Gobierno Vasco, por su impacto en la vida cotidiana de los vascos y por la oportunidad que brindaría para fortalecer un servicio maltrecho. Es una de esas transferencias que permiten visualizar la utilidad del autogobierno y la gestión propia, lo que políticamente tiene un valor que salta a la vista.

El portavoz del PNV en el Congreso, Aitor Esteban, confiaba recientemente en que esta materia pueda acordarse en el escaso año y medio que queda de legislatura en el Estado. Las conversaciones siguen, y podría suceder que el Estado se guarde esta materia como baza a dos meses de que arranque el tanteo con los grupos para negociar los presupuestos. Pero la situación ha llegado a tal punto que podría ser necesario un gesto público o privado en los próximos días para confirmar que el compromiso continúa. La última vez que la consejera Olatz Garamendi habló sobre esta transferencia, lamentó que el Gobierno español tenga ahora una postura negociadora más restrictiva que en 2019 y, por lo visto, las resistencias del Ejecutivo de Sánchez tenían que ver con la posibilidad de que Euskadi gestione la infraestructura de las estaciones, las líneas vascas que salen en algún momento del trazado a otras comunidades, o las que conectan con infraestructuras que el Estado considera de interés general como el Puerto de Bilbao.

DIÁLOGO

Sánchez cerraba la puerta este miércoles a otras cuatro que, no obstante, seguirá exigiendo el Gobierno vasco. Son las competencias de meteorología, ordenación y gestión del litoral, fondo de protección a la cinematografía, y autorizaciones iniciales de trabajo para las personas migrantes. Unas horas después, el PSOE rechazaba también apoyar una propuesta de resolución del PNV que buscaba reconocer el carácter plurinacional del Estado, lo que arrojó una fotografía poco halagüeña sobre el espíritu con el que mira Sánchez al problema territorial. El PSOE alienta ahora que la negociación de traspasos podría reactivarse una vez mitigada la pandemia. Aunque añade que toca afrontar la guerra en Ucrania, cree que queda espacio para abordar otras cuestiones.

LAS TRANSFERENCIAS REALIZADAS

ONCE SEGÚN MADRID. Moncloa redondea por lo alto. Son dos líneas de tren por sentencia del Tribunal Constitucional, la AP-68, el seguro escolar, productos farmacéuticos, ayudas previas a la jubilación en empresas en ERE, la gestión de las cárceles, transporte por carretera, ISSN, el edificio del Distrito Marítimo de Ondarroa y, fuera del calendario, el IMV. Quedan una treintena, entre las que figuran no solo las líneas de tren de cercanías, sino puertos, aeropuertos, o la gestión del régimen económico de la Seguridad Social.