Xabier Arzalluz fue piloto sobre el maremágnum de ideas, personas, impulsos e intensidades que bullían en el PNV cuando se resquebrajó la losa de la dictadura. Entre jóvenes de Egi, seducidos por los sueños revolucionarios que empapaban una sociedad megapolitizada, y los grandes referentes del partido como Leizaola, Aguriaguerra o Jesús Insausti Uzturre, Arzalluz era el diapasón que marcaba, unas veces con más éxito que otras, el tono uniforme.

Arzalluz usaba el símil del montañero y la montaña. Decía que hay dos vías para llegar a la cima. Una era el camino recto, empinado, duro, a veces inasequible y casi siempre imposible; la otra va serpenteando por la ladera tomando altura poco a poco y que, pese a ser mucho más larga, facilita la llegada. Entre los que optaban por el camino recto señalaba a los jeltzales más radicales, más jóvenes e impulsivos a los que había que poner en sintonía con la generación del Lehendakari zaharra, Jesús María Leizaola, y de Juan de Ajuriaguerra. Y en medio, Carlos Garaikoetxea, un joven navarro que apuntaba maneras, aglutinaba las esperanzas del PNV para la democracia y que era elegido presidente del EBB, según el propio Xabier Arzalluz a propuesta suya.

Arzalluz accedía a la presidencia del BBB y lo hizo enfrentando una crisis. Esta vez fue una explosión de baja intensidad que acabó con la expulsión de Antón Ormaza y sus seguidores bermeanos.

En 1980 llegaba a la presidencia del EBB al ser elegido lehendakari Carlos Garaikoetxea y pronto tendría que volver a utilizar sus dotes pedagógicas. Reelegido en 1982, tuvo que dejar el cargo dos años más tarde por cuestiones estatutarias para volver a ocuparlo en 1987 convenciendo a algún que otro purista de los estatutos que no mostraba demasiado entusiasmo con su vuelta.

Arzalluz retomó las riendas del partido tras la ruptura del PNV unos meses antes que se materializara en el cónclave nacionalista de Artea. Pese a que el presidente del EBB era Uzturre, el enfrentamiento se personalizó entre Arzalluz y Garaikoetxea. Se habló del personalismo del navarro y del deseo de control del azkoitiarra, pero lo que estalló sobre la mesa fue una distinta concepción de país. Tras el portalón del caserío de Artea apareció Xabier Aguirre, entonces portavoz del EBB, para dar cuenta de la ruptura.

Garaikoetxea era partidario de concentrar el poder en el Gobierno Vasco mientras que Arzalluz peleaba por mantener las competencias de las diputaciones. Arzalluz no pudo entonces sujetar a Garaikoetxea por la ladera de su montaña imaginaria y los caminos se separaron.

Tanto los precedentes como las consecuencias desgarraron a la familia nacionalista. Antes de que la escisión fuera un hecho, habían sido expulsados los representantes navarros de la Asamblea Nacional del partido y poco antes de la reunión de Artea, la dirección alavesa, con Manuel Ibarrondo a la cabeza, también había sido expulsada. El desgarro de la familia nacionalista no es ninguna licencia retórica, familias enteras lo sufrieron en sus carnes. Discusiones, enfrentamientos y rupturas entre padres, hijos, hermanos, tíos? se extendieron entre los que hasta ese momento habían militado juntos.

La maquinaria electoral del PNV, que tan buenos resultados había obtenido, no pudo llevar al partido a una nueva victoria en escaños. No obstante, mantenía el lugar de partido más votado. Eusko Alkartasuna irrumpía en la Cámara de Gasteiz, pero con sus 13 escaños no lograba materializar sus expectativas y forzaba al entendimiento del PNV (17) con los socialistas del PSE (19) para investir lehendakari a José Antonio Ardanza. Esa ruptura fue una roca enorme en medio del camino, que obligó a Arzalluz a rodearla por la parte menos pendiente. Al presidente del EBB le tocaba rearmar a un partido dolorido, criticado y roto.

Tras la escisión, el nuevo presidente del EBB diseñó una estrategia que se hizo pública en el bilbaino teatro Arriaga y que llevaba a un obligado entendimiento con el mundo no nacionalista. Y con el espíritu del Arriaga nacía un retocado PNV que impulsaba grandes acuerdos como el Pacto de Ajuria Enea, firmado tanto por el PNV como por AP, CDS, EE, EA y PSE. Arzalluz seguía ascendiendo por su montaña.