Ha pasado un tiempo prudencial desde el apagón que sembró la incertidumbre en toda la península el pasado lunes. Se ha completado la desescalada, parece que el suministro de electricidad funciona con normalidad y, tras unos primeros instantes de cautela hasta que la situación se ha estabilizado, el lehendakari cree que ha llegado el momento de realizar otra reflexión, una más pausada y profunda, para anticiparse en el futuro a crisis similares. Imanol Pradales aplaude en términos generales la desescalada vasca, pero pide ser previsores. En un artículo publicado este viernes en sus redes sociales, se propone “fortalecer nuestra seguridad integral”. Y, para ello, pide elevar la mirada y no reducir la seguridad al concepto más clásico, a las capacidades militares de cada Estado o al rearme: propone trabajar para garantizar la seguridad energética, los suministros, los alimentos o la salud, que con frecuencia son algo que se da por sentado, pero que pueden saltar por los aires en cuestión de segundos con crisis como esa.

No promete lo imposible, la vulnerabilidad cero de Euskadi ni que vaya a ser una especie de milagro y excepción en todo el mundo, pero sí sugiere un ejercicio de previsión que considera obligado. En este empeño, el lehendakari plantea trabajar en dos planos. Su artículo podría resumirse, a grandes rasgos, como una apuesta por la autonomía estratégica de la Unión Europea con respecto a las grandes potencias mundiales para que pueda responder por sus propios medios, tener unas redes modernas de distribución de energía y proteger sus infraestructuras críticas (sobre todo, ahora que Estados Unidos ha dejado de ser un socio del continente), y también una apuesta por la autonomía de cada uno de los territorios que componen Europa, para que cada uno tenga su colchón de contingencia ante esas situaciones. Defiende la autonomía europea, y también un mayor autogobierno para la comunidad autónoma vasca. 

En este artículo reflexiono sobre cómo el apagón ha evidenciado nuestra vulnerabilidad y la necesidad de reforzar la seguridad integral 👉 acortar.link/Y70S5B

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— Imanol Pradales Gil (@imanolpradalesgil.bsky.social) 2 de mayo de 2025, 10:34

Cabe recordar que, poco después de desatarse la crisis, varias comunidades autónomas del PP emprendieron el camino contrario y pidieron el rescate al presidente español, Pedro Sánchez. Pidieron la declaración de emergencia de interés “nacional”, nivel tres, para que fuera el Estado el que asumiera la gestión de la crisis, ya sea para lavarse las manos y no asumir un eventual desgaste (entre los gobiernos solicitantes estaba el valenciano de Mazón, en el alambre por el caos de la dana), o como un reconocimiento implícito de falta de medios en sus comunidades. 

El lehendakari se ha mantenido puntualmente informado por Pedro Sánchez y la colaboración ha sido estrecha, pero esta interlocución es compatible con el hecho de que la comunidad autónoma vasca ha exprimido sus propios recursos y ha apostado por hacer nuevas provisiones de gasoil para los generadores de los hospitales. Y no se oculta que tiene una gran ventaja geográfica a su favor que se quiere explotar en el futuro: las conexiones transfronterizas, ya que Euskadi fue una de las primeras en recuperar el suministro eléctrico el lunes porque le llegó la tensión desde el Estado francés, a través de la subestación de Hernani. Por tanto, no dependía tanto de la energía del Estado español, donde se había producido la caída. En Donostia, el apagón duró apenas unos 40 minutos. 

Teniendo en cuenta la sucesión de cataclismos desde la pandemia del coronavirus, el Gobierno vasco lleva años revisando los protocolos de crisis, algo que Pradales plantea seguir haciendo, pero pide ir más allá de esos planes de choque y “renovar y ensanchar el autogobierno”. ¿Significa ser una isla? No precisamente, si también se pone en valor la interconexión transfronteriza y la subestación de Hernani, en un contexto donde la soberanía energética es improbable.

Previsión tras la pandemia, Ucrania, la dana... y ahora el apagón

Autonomía europea y autogobierno vasco son los dos grandes flancos de su reflexión en un artículo con un claro aroma europeísta, donde las alusiones al ex primer ministro de Italia Enrico Letta parecen muy deliberadas. Bajo el título La seguridad integral como reto de País, arranca poniendo en evidencia que este apagón ha demostrado “lo frágiles y vulnerables que somos”, aunque la comunidad autónoma vasca puede decir que activó “desde el primer momento” todos los mecanismos de emergencia y en unas horas pudo salir del túnel. “Gracias a la información real y contrastada recibida, y la responsabilidad, calma y sentido común de la ciudadanía, en pocas horas respiramos con algo más de tranquilidad en Euskadi”, dijo, para poner en valor la convocatoria del comité de crisis del LABI. El apagón se ha saldado en términos generales sin una gran conmoción en Euskadi, aunque la Diputación de Bizkaia sí ha pedido informes para conocer lo que ha ocurrido con una mujer que necesitaba oxígeno y que falleció en una residencia de Basauri, y para tener información sobre el desarrollo de la jornada en el resto de las residencias.

Aunque el Gobierno vasco valora la respuesta de las instituciones y de la ciudadanía, cree que en todo caso ha vuelto a quedar de manifiesto la vulnerabilidad de todos. Y recuerda que no es la primera vez que sucede, sino que ya se encadenan varias emergencias seguidas. Ocurrió con la pandemia del coronavirus, la crisis energética tras la invasión de Rusia a Ucrania, o los episodios climáticos extremos, como la dana en Valencia, una tromba de agua que ya motivó una reflexión sobre los protocolos en el Gobierno vasco. El apagón del lunes ha “acrecentado la necesidad de tomar conciencia y la obligación de fortalecer nuestra seguridad integral”. “No se trata de preocuparse, sino de ocuparse. Debemos dar pasos decididos en este sentido y aprender de la experiencia vivida”, propone.

Pradales va más allá de la seguridad policial o la defensa militar: “Nos referimos también a la seguridad energética, tecnológica, climática, alimentaria, de suministros, del agua, de salud pública...”. Y, a partir de ahí, propone actuar por el flanco europeo y por el flanco vasco. ¿Se refiere a explotar las fuentes de energía para alcanzar la mayor soberanía posible, a tener un plan de choque en estos casos para actuar a posteriori y garantizar los suministros, o qué es lo que plantea? Pradales no señala ninguna vía concreta pero al mismo tiempo parece que apunta a todas. Eso sí, habría que matizar que, frente al debate que han abierto sectores de la derecha española para regresar a la energía nuclear, el PNV ha aclarado ya desde el primer momento que no es partidario de abrir nuevas centrales ni de prorrogar la vida útil de otras. 

También hay otras discusiones que enlazan de alguna manera con este debate y que no se citan en el artículo, pero que afectan al suministro de energía. Es el caso de la demanda que ha planteado de manera insistente el PNV a Sánchez en el último año y que Pradales coincide en que ahora urge más que nunca: ampliar la capacidad eléctrica vasca para que la industria pueda acometer los proyectos de descarbonización y no se pongan en riesgo miles de empleos. La transición energética está disparando la necesidad de energía de la industria vasca, que ya de por sí era una gran consumidora de potencia por el peso de la siderurgia. Pradales volvió a dejar caer esta semana en su visita a Vidrala que la situación apremia.

El flanco europeo

¿Qué es lo que sugiere el lehendakari? Por un lado, apuesta por la autonomía europea. “El debate lleva tiempo encima de la mesa y afecta especialmente a Europa. Los informes de Letta y Draghi fueron la alarma del despertador. La irrupción de Trump, el jarro de agua fría que nos levantó de golpe. Y el apagón nos ha recordado que no solo hay que levantarse, sino actuar”, dijo. Pradales tiene claro que “la inercia significa decadencia y subordinación a terceros”. Y cita a Letta y los ámbitos de actuación que considera urgentes: “la integración de los mercados en sectores clave como la energía y las telecomunicaciones, la modernización de las redes de transporte y distribución de electricidad, la relevancia estratégica de las conexiones transfronterizas, la necesidad de proteger infraestructuras críticas, y la de fortalecer los mecanismos de defensa ante amenazas de guerra híbrida como los ciberataques”.

“Europa es nuestra apuesta. En Euskadi lo tenemos claro: debemos invertir en todos aquellos mecanismos y palancas que fortalezcan la autonomía estratégica propuesta por la Comisión Europea”, recalca. Y lo vincula con la necesidad de “imprimir mayor ritmo y mejorar desde hoy nuestras capacidades y nuestra conectividad transfronteriza y continental en términos de competitividad y de seguridad integral”.

Protocolos y autogobierno

Pradales constata que el apagón ha sido un “test de estrés” para las instituciones, y que ha obligado a activar “procedimientos y protocolos” que, además, ya se vienen revisando desde la dana en Valencia. Pero pide no dejarlo ahí, sino ir más allá. “No es lo único que debemos evaluar. Es necesario que hagamos una profunda y exhaustiva reflexión como país sobre nuestras capacidades de respuesta y resiliencia ante shocks externos e internos”, dice.

El autogobierno vasco es una herramienta eficaz y nuestro mayor aliado. Lo hemos sabido emplear con inteligencia y responsabilidad para adelantarnos a los acontecimientos y responder a las distintas emergencias. Pero debemos renovarlo y ensancharlo para poder responder a los desafíos de un nuevo tiempo”, recalca.