madrid - La Audiencia Nacional ha condenado a dos años y un día de cárcel al rapero Pablo Hásel por alabar en Twitter a ETA y los Grapo, cuyos miembros dijo que son para él “ejemplos de resistencia”, así como a una multa de 24.300 euros por injurias a la corona, a instituciones y a Cuerpos de Seguridad del Estado.

Si esta pena es confirmada por el Supremo, Pablo Hásel, cuyo verdadero nombre es Pablo Rivadulla, podría ir a prisión, ya que se sumaría a la de dos años de cárcel por enaltecimiento del terrorismo que le fue impuesta en 2014 y que tenía en suspenso, tras ser ratificada por el Tribunal Supremo, al carecer de antecedentes.

El propio Hásel respondió a través de las redes sociales a la sentencia afirmando: “Jamás claudicaré”. “Me han condenado a dos años y otro de pena-multa, es decir tres años. Se suman a los dos que ya tengo por canciones contra el régimen. Pasaré cinco años preso por delitos de opinión, pero jamás claudicaré”.

Hásel volvió a colocar ayer en Twitter los mensajes por los que ha sido condenado. Lo hizo como protesta por lo que considera una decisión injusta de los “jueces fascistas” de la Audiencia Nacional. “Mirad si me arrepiento que ahora mismo procedo a escribir lo mismo por lo que he sido condenado”, señala en uno de los mensajes, que continúa con los siguientes enunciados: “Las presas y presos políticos son ejemplos de resistencia. Isabel Aparicio -que fue miembro de los Grapo -fue exterminada por el Estado negándole asistencia médica. La Guardia Civil asesinó a 15 inmigrantes”.

voto particular Esta nueva sentencia la suscriben dos de los tres magistrados que componen el tribunal de la sección primera de lo Penal -Concepción Espejel y Nicolás Poveda-, ya que el tercer miembro, Manuela Fernández de Prado, ha emitido un voto particular discrepante, al considerar que los comentarios de Hásel en Twitter se enmarcan en el derecho a la libertad de expresión.

Por contra, Espejel y Poveda creen que el “ánimo de ensalzar el terrorismo, injuriar y calumniar a la Corona y a las Instituciones del Estado (...), nos lleva a considerar que no se trata de un supuesto de libertad de expresión, ni de un comentario casual o en broma, sino que se trata de una conducta premeditada a provocar y obtener una respuesta violenta”. A su juicio, sus mensajes encierran “una invitación a realizar una conducta igual que la de sus referentes”, los presos y miembros de ETA y los Grapo, a los que dedicó 64 tuits, alabando una “actividad violenta y terrorista que representa una forma de lucha encomiable y positiva según su criterio”.

Sus tuits -añaden- forman parte de “una actuación conjunta” dirigida a las autoridades del Estado, “menospreciándolos y denigrándolos”, y entiende que con ello está incitando a la violencia, “aludiendo a la necesidad de ir más allá en un comportamiento violento, incluso con la utilización del terrorismo”.

Lo consideran un llamamiento a la “actuación violenta contra autoridades, Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, incluso partidos políticos, ya que incluye en sus objetivos desde S.M. el Rey hasta líderes como Pablo Iglesias y parlamentarios de IU, y alcaldes como Carmena y Colau”.

Además, no solo tienen “por objeto la llamada indicada”, sino también una “alabanza hacia las personas de reconocidos miembros de grupos violentos de carácter terrorista, sin relevancia parlamentaria”, que han sido condenados por sus actividades criminales, “consignándolos como referentes de conducta”. “No es pues un mero comentario en el que se vierte una opinión, sino que es un mensaje que encierra claramente una invitación a realizar una conducta igual que la de sus referentes”, insiste la sentencia, que recuerda que así fue como Hásel calificó en el juicio a los miembros del Grapo y de ETA a los que aludía en sus mensajes. - Efe/E.P.