Donostia - Cristina Berazadi, hija de Ángel Berazadi, primer empresario asesinado por ETA en abril de 1976, consideró ayer “importante” que los autores de los atentados que han acabado con la vida de muchas personas en Euskadi den el paso de decir “lo hicimos, pero nos arrepentimos”, porque “todas las víctimas” desean “que haya paz” y aseguró que estas perdonarán “cuando sea honroso perdonar”.
Berazadi valoró su participación en el acto de homenaje que Confebask celebró el viernes en Bilbao a los empresarios vascos víctimas del terrorismo, que “estaba pendiente” y fue “muy liberador”. Tras destacar el “cariño” recibido, reconoció en Radio Euskadi que cuando recibió la invitación pensó en su padre -quien nunca creó que fuera a ser objeto de un atentado- al igual que cuando recibió el aplauso de los presentes en el Euskalduna: “Le gustaría, estaría orgulloso”.
Para Cristina Berazadi, el asesinato de Miguel Ángel Blanco fue un “punto de inflexión, un antes y un después” ya que hasta entonces era “como si el terrorismo estuviera un poco consentido”. “Nadie se atrevía a dar la cara y llamar a las cosas realmente por su nombre” por culpa del miedo.
Según relató, tras asesinar ETA a su padre, algo que “nadie esperaba” en su familia, abandonaron Euskadi. “Mi padre era muy nacionalista y hablaba vasco, pero creo que fue un chaval que tenía 17, 18 años el que le mató. Eran tres, uno de ellos murió en un control policial y los otros dos el año pasado nos hicieron llegar una carta de perdón, lo que creo que es una cosa importante en el proceso de paz”, dijo.
Para Cristina Berazadi, “es importante decir lo hicimos pero nos arrepentimos, porque todas las víctimas queremos que haya paz, aunque muchas veces hemos tenido que oír barbaridades, a gente defendiendo o no condenando a los terroristas, y duele muchísimo”.
“Me encantó que el viernes el lehendakari dijera bien claro que fue una injusticia injustificable. He oído muchas veces tratar de justificar más que condenar. Todavía hay gente que no condena el terrorismo. Perdonaremos cuando sea honroso perdonar”, añadió.
Según dijo, 41 años después, “no puede estar a expensas de recibir una carta de perdón o no. Tienes que tirar para adelante y tratar que esa pena y dolor que nunca se te quita, te deje hacer una vida normal”. - E.P.