Pamplona - El presidente de UPN, Javier Esparza, buscó un acuerdo con Ciudadanos para que la formación de Albert Rivera no se presentara en Navarra en las elecciones generales del pasado 26 de junio. Por dos veces, primero en Navarra y después en Madrid, el líder regionalista intentó convencer a los responsables de la formación naranja de que su presencia en la Comunidad Foral era perjudicial para los intereses de las fuerzas constitucionalistas, y que iba en beneficio de Podemos y de las fuerzas abertzales. Un argumento que no convenció al equipo de equipo de Rivera, que dio por cerrada la posibilidad sin margen a la negociación, dando carpetazo a un asunto del que ni siquiera fue informada la ejecutiva de UPN.
Los primeros movimientos se produjeron la pasada primavera, cuando tras el fracaso del proceso de investidura de Pedro Sánchez la repetición electoral era ya inevitable. Las generales de diciembre habían dejado a los regionalistas, en coalición con el PP, como primera fuerza en Navarra con 101.901 votos, pero seguidos muy de cerca por Podemos (80.961), que en esas fechas exploraba la posibilidad de una coalición con Izquierda Unida y las fuerzas abertzales que podía hacer peligrar la hegemonía regionalista, lastrada por la irrupción de Ciudadanos (24.815). De hecho, la mera suma de Podemos con I-E (95.450) apuntaba un empate técnico que también anunciaban las encuestas de aquellas fechas.
Algo que preocupaba especialmente el presidente de UPN, cuyo débil liderazgo estaba cuestionado dentro del partido, criticado especialmente por su apuesta personal por Iñigo Alli como candidato y en cuyo favor tuvo que interceder varias semanas después en las primarias que a la postre lo reeligieron como cabeza de lista. La repetición electoral era un reto muy importante que Esparza quiso atacar con el máximo sigilo.
Doble propuesta El presidente de UPN tanteó en primer lugar a la dirección regional de Ciudadanos, a quien a principios de abril emplazó a no presentar candidatura en Navarra en las elecciones general previstas para finales de junio por el bien de la comunidad. Esparza se digirió así a su portavoz, Carlos Pérez-Nievas, exconsejero de Educación y exparlamentario de CDN, ahora presidente de la gestora del partido. La respuesta fue clara y rotunda: No.
Esparza sin embargo redobló su apuesta y optó por acudir directamente en Madrid, donde UPN tradicionalmente ha buscado refugio para solventar sus dificultades políticas en Navarra, desde las coaliciones con el PP al agostazo de 2007.
Coincidiendo con la última ronda de contactos convocada por el rey el 25 de abril, el presidente de UPN aprovechó para reunirse junto a su diputado Iñigo Alli con una delegación de Ciudadanos encabezada por su vicesecretario general, José Manuel Villegas. En el encuentro, que tuvo lugar en el Congreso y que no contó con la participación de Albert Rivera, Esparza volvió a solicitar que Ciudadanos no se presentara en Navarra y evitar así que la teórica división del voto beneficiara a sus antagonistas políticos.
La iniciativa en cambio fue rechazada de plano por la formación naranja, por lo que finalmente la propuesta no dio pie a una negociación propiamente dicha, y tampoco a la petición de contraprestaciones por parte de Ciudadanos. Lo que permitió también a Esparza dar por cerrada la propuesta sin someterla a debate en la ejecutiva de UPN y sin que trascendiera públicamente.
El doble encuentro de Esparza con Ciudadanos supone en cualquier caso un pequeño acercamiento entre dos fuerzas políticas que pese a las diferencias en una cuestión tan sensible como el régimen foral recientemente han coincidido en el Congreso en el voto favorable a la investidura de Rajoy. Pero sobre todo pone en evidencia la necesidad que UPN puede tener en el futuro de los votos de Ciudadanos para recuperar el poder institucional perdido en mayo de 2015, fundamentalmente el Palacio de Navarra. Y que necesariamente deberá pasar por acuerdo programáticos postelectorales, toda vez que el partido de Albert Rivera parece descartar la cohabitación benevolente que tradicionalmente ha ejercido la derecha española en la Comunidad Foral.