donostia - “No hablamos solo de mujeres, hablamos de cambiar prioridades y tenemos un proyecto de ciudad”. Es la sexta vez que la plataforma Plazandreok se presenta a las elecciones municipales y, esta vez, con una cara conocida al frente y un programa y nombre renovados, aspiran a lograr un asiento en el Pleno municipal.

¿Cree que esta vez sí pueden conseguir representación?

-Hemos vivido contextos políticos mucho más duros y esta vez es distinto. Aunque siempre que Plazandreok se ha presentado era porque pensaba que podía sacar algo. Le haría mucho bien a esta ciudad. Nos parece importante crear un proyecto feminista y municipalista y que se quede encima de la mesa. Pero la ley electoral es muy injusta con los partidos pequeños, para sacar un concejal se necesitan el doble de votos que para lograr el segundo. Aunque sin estar en las instituciones Plazandreok ya ha influido en que los partidos incluyeran cuestiones de igualdad en la agenda, en crear el consejo de igualdad... Ahora queremos que la gente se dé cuenta de que la propuesta feminista va más allá. No hablamos solo de mujeres, hablamos de cambiar las prioridades y repensar la ciudad de las personas desde otro punto de vista. Y ahora hay gente nueva y nuevos debates.

Y nueva candidata. ¿Ayudará ser una cara más conocida?

-La horizontalidad es muy importante y es nuestra filosofía, pero sabemos que la gente necesita saber a quién vota.

También han cambiado el nombre. ¿Qué es Plaz!?

-Recoge la tradición histórica -Plaz es como llamábamos a las de Plazandreok cariñosamente-, pero también el cambio. Y significa plaza, el espacio público del sujeto, además de ser la onomatopeya de un tortazo: dar una torta es algo que nos apetece hacer muchísimas veces, porque siempre las hemos recibido nosotras.

¿Cuál es su propuesta para Donostia?

-Dejar de pensar en formas, carreteras y cemento y pensar en las personas, porque en las ciudades vive gente. Y queremos cambiar ese sujeto universal, el de un hombre blanco, heterosexual y autónomo, por las personas reales y diversas que viven en Donostia para intentar responder a sus necesidades vitales. La realidad es que los desahucios en Gipuzkoa siguen y no se hace nada. Ante esa realidad, estar hablando de reformar Anoeta me parece perverso.

¿Reforzarán las políticas sociales?

-No solo eso. Queremos cambiar la organización del ayuntamiento, que haya más coordinación. No puede ser que haya un departamento de igualdad al que se destina solo un 0,1% del presupuesto y que lo que hace lo deshagan otros departamentos que no tienen esa perspectiva. Y queremos acercar la institución a los ciudadanos y apostar por otro modelo económico, potenciar el mercado y la producción local, no tiendas como Zara, que produce en Bangladesh, donde muere gente.

¿Creen que con un concejal pueden conseguir esos cambios o que un ayuntamiento puede alterar el modelo económico?

-Queremos mostrarle a la ciudadanía que se puede hacer. El Ayuntamiento puede contratar personal para reforzar el servicio de atención a domicilio en lugar de agentes municipales, por ejemplo, porque ya hay una sobrerrepresentación policial en Euskal Herria. Si en un momento dado podemos gobernar con otro partido, intentaremos demostrar que estas cosas son posibles.

¿Con quién estarían dispuestos a gobernar?

-Con cualquier partido de izquierdas que no apoye alardes discriminatorios. Podría ser EH Bildu, Irabazi o también el PSE-EE si por nuestro apoyo cambia de postura con el alarde. Si gobernáramos, sería súper positivo que Plaz! se hiciera cargo del departamento de igualdad. Aunque desde la oposición también se puede actuar: traducir lo que ocurre en la política municipal a la gente y acercarla a los ciudadanos y al revés. Lo que acaba de pasar con el reglamento del consejo de igualdad es una muestra de que desde la oposición también se pueden hacer cosas.

El nuevo reglamento permite que haya hombres en el consejo.

-No odiamos a los hombres, trabajamos con ellos. Pero los grupos de la oposición y esos políticos a los que no hemos visto nunca jamás en nada que tenga que ver con el feminismo y la igualdad de repente imponen esto sin escuchar a nadie. Lo que hay que hacer es trabajar con la ciudadanía y el modelo cogestionado de la Casa de la Mujer es muy exportable a otro tipo de servicios.

¿Sería un fracaso no conseguir representación?

-No nos rasgaremos las vestiduras. Aunque nos quedemos fuera, seguiremos trabajando, como llevamos haciendo desde hace años, desde la precariedad más absoluta. Hemos hecho tanto desde los márgenes, que si nos dan un poquito de centralidad o de espacio, haremos cosas seguro.