Donostia - Hay colchón. Debajo, en el abismo, hay una red. No como le pasó a Jon Jaunarena, Mikel Beroiz o Abel Barriola en fases anteriores, donde contaban con la vitola de favoritos en el Cuatro y Medio y acabaron cayendo ante los rigores del KO como único antídoto al formato de escalera.
“Se agradece una liguilla”, confiesa Oinatz Bengoetxea, cuarto clasificado del curso pasado en la jaula, quien aborda la competición de este curso con más dudas de las habituales en él, derivadas de la lesión que sufrió cuando el Parejas se agotaba.
Se rompió el tobillo y con él se le cercenó el Manomanista y el verano. Una pena. “Al final, las eliminatorias son a vida o muerte y para mí poder tener tres partidos está bien”, especifica el puntillero de Leitza, a pesar de que en los “cuatro” entrenamientos que lleva entre pecho y espalda se haya visto bien: “Hace un mes hice un par de sesiones, pero luego he tenido bastantes partidos y no he podido ejercitarme. La semana pasada y el martes entrené. Me estoy encontrando bien, pero el partido es distinto”. Aimar Olaizola es su primer rival el sábado en el Labrit. Buena prueba. Ambos comienzan su camino en el acotado.
Así, quiere recuperar su mejor nivel el menor de los Bengoetxea. “Espero sacar lo mejor de mí”, confiesa. Son parte de las secuelas competitivas de un pasado cercano duro y con mayores incertidumbres de las esperadas. Al pelotari de Leitza le ha costado ponerse desde que regresó a finales de julio de su lesión, aunque su nivel ha ido creciendo paso a paso.
Revela el delantero que “en verano he jugado bastantes partidos, unos veinte, y en los diez primeros notaba que el pie no me iba bien. Poco a poco he adquirido juego y rapidez en mis piernas, así que llego en buenas condiciones”. Sobre todo, las sensaciones han mejorado porque “ya no me molesta el tobillo”, a pesar de que se enfrenta a la modalidad “más exigente de todas”.
Pero hay colchón. “Estoy con ilusión. Es un campeonato en el que empezamos desde cero en la liguilla, pero tenemos tres partidos. El primero es contra Aimar, que ya sabemos quién es”, certifica Oinatz.
Efectivamente, el goizuetarra es el coco, el favorito, el rival a batir, a pesar de que trate de esconderlo a pocos días de regresar a la modalidad en la que siempre admite encontrarse más cómodo y en la que posee siete txapelas, más que nadie. Pesadilla Aimar.
“Al jugar contra Olaizola II el primer choque me tendré que poner muy bien las pilas para hacerle sombra”, manifiesta el manista de Leitza, quien apostilla que “es una oportunidad para ganarle. Sé que es casi imposible dentro del Cuatro y Medio. Quizás, después de salir de una lesión, más. Aun así, ganar o perder me va a ayudar a ponerme a tope para los próximos partidos”.
De este modo, el pizpireto pelotari, que se mostró contento y sin pegas con el material, se decantó por pelotas “vivas” para “incomodar a Aimar”. “Si juega cómodo es invencible”. Asimismo, añade que “intentaré darle velocidad al juego”. Bengoetxea prefirió pelotas de 105,6 y 104,5 gramos y su contrincante de 105,9 y 105,3.
Por su parte, Aimar Olaizola reconoce que “veo a Oinatz con más chispa, le veo como antes” y, además, concluye que “en los últimos partidos de parejas me estoy encontrando bien. He tenido algún problema que otro, pero los dos encuentros que he jugado no he notado molestias, me he encontrado bien”.