Olite. A Martínez de Irujo se le nota el paso de los años, pero en un sentido positivo. Crece su experiencia, su palmarés y su responsabilidad. Padre de familia desde hace unos meses, el pelotari en activo más laureado del cuadro profesional quiere brindar otra txapela a su hija Arhane. El primer paso, el de llegar a la final, ya lo ha dado.
Otra final más...
Estoy feliz de la vida. Es cierto que ya van más de diez, pero voy a ir a disputarla como si no hubiera jugado ninguna, con la misma ilusión y con las mismas ganas de ganar que la primera para la que me clasifiqué.
A fuerza de disputar muchas finales y ganar varias txapelas, da la sensación de que no se valora lo que usted consigue.
No sé lo que piensan los demás, pero yo lo valoro muchísimo. Y viendo la rivalidad que hay hoy en día en el cuadro, todavía más. Todos jugamos, todos podemos ganar y perder contra cualquiera y le doy mucha importancia a lo que hago. Suelo decir que las finales están cada día más caras. Y ganarlas, más.
¿Está siendo la presente edición del Cuatro y Medio la más dura e igualada de los últimos tiempos?
Quitando esta última jornada, en la que ha habido resultados más amplios, creo que sí. A Abel le gané 22-17, pero me iba ganando 2-10; contra Augusto también remonté... Los cuatro pelotaris que hemos disputado la liguilla de semifinales hemos cumplido con creces.
El resultado más amplio fue el 22-13 que usted le endosó a Gonzalez el pasado domingo.
Cuando me fui 13-7 en el marcador y cuando llegué a 18, que era la cifra que le eliminaba, igual se vino un poco abajo. Eso sí, salvo en este último partido, Gonzalez ha hecho un buen campeonato.
¿Qué le parece Barriola como rival?
De los tres que había en la liguilla de semifinales, es el más cómodo para jugar, pero a la vez el que más velocidad le imprime a la pelota y el que más juega. Va a ser complicado.
Además está físicamente muy bien.
Abel siempre está bien. Nunca se cansa, tiene chispa en el brazo y es complicado ganarle. Le gané en la liguilla, pero aquel día me podía haber dejado en diez tantos.
Barriola ha perdido las últimas finales que ha disputado. ¿Supone esto una ventaja psicológica para usted?
No. Cada partido es un mundo y Abel no se va a acordar de las finales que ha perdido. Yo también he perdido las dos últimas del Cuatro y Medio que he disputado. Los dos queremos ganar y cada partido es una historia. La estadística no sirve para nada.
Está programado para jugar mañana (por hoy) en Eibar. ¿Qué va a hacer?
Al final no voy a jugar porque me molesta un poco la mano derecha y no quiero arriesgar. Una final no se juega todos los días y quiero llegar lo mejor posible.
Pero usted ya ha jugado antes de otras finales. ¿Lo hará el fin de semana?
No lo sé. Todavía no he hablado con la empresa, pero no creo que juegue si estoy con la mano así, porque la quiero cuidar. Prefiero entrenar. Otras veces he jugado porque he estado bien y el mejor entrenamiento se hace con el pantalón blanco.
Tratándose de un pelotari tan inquieto, ¿aguantará dos semanas sin competir?
Así saldré con más ganas el día de la final. El trabajo ya está hecho. Quedan quince días para mantener y para intentar llegar con la mayor chispa posible. Tampoco se puede mejorar mucho en este periodo. Hay que ir a entrenar al Atano y adecuarse a la cancha.
Va a ser su segunda final como padre. ¿Le ha cambiado su hija Arhane el estilo de vida?
La preparación no la he cambiado. Tengo tiempo para compaginar todo, pero la verdad es que una hija te cambia la vida de manera radical... y para mejor. Estoy más en casa, más pendiente de ella... y más feliz.
¿Le da mucha guerra?
No. De momento sólo alegrías. Nos ha salido muy buena, aunque su madre hace más que yo (ríe).
La noche anterior al partido, ¿descansa bien?
Duermo sólo, aunque la verdad es que se despierta poco. Por suerte sólo nos ha dado dos noches malas. Nos ha tocado la lotería con ella.
El objetivo ahora será volverla a levantarla en brazos como campeón.
No estaría mal. De la primera seguro que no se acuerda y de esta tampoco se acordará si gano. Pero son momentos bonitos.