Desvelando secretos conocidos
En el Ministerio, se pasan de frenada. Y los boticarios aprovechan las aguas revueltas para llevarlas a su molino y facturar, aunque el medicamento veterinario no sea lo suyo
Mosqueadas. Alrededor de 3.000 veterinarias (son mayoría en la profesión y en la protesta), con notable presencia vasca, se manifestaron frente al ministerio de Agricultura el pasado miércoles para protestar por la interpretación restrictiva, diferente a la que han hecho la mayoría de los países europeos, salvo Italia y con matices, del Reglamento europeo de 2019 sobre el control de la prescripción y dispensación de los antibióticos de uso veterinario.
Los que no acudieron, cerraron sus consultas, exteriorizando su protesta. Hace meses que los veterinarios de grandes animales padecen la base de datos Presvet, que a veces funciona y otras se satura, en lugares que, en ocasiones, carecen de cobertura y siempre con la pérdida de tiempo y productividad que les supone a unos profesionales sanitarios privados, a los que la Administración española trata de presuntos delincuentes, como si fueran los únicos que trabajan con antibióticos.
Nuevamente, en el Ministerio, se pasan de frenada. Y los boticarios aprovechan las aguas revueltas para llevarlas a su molino y facturar, aunque el medicamento veterinario no sea lo suyo.
Endriagos
Cuando una sociedad se desvanece y la nueva aún no asoma, en esa penumbra crecen los monstruos. Y precisamente, ahora, estamos atravesando esa umbría a la que se refería Antonio Gramsci (1891-1937). Tenemos una buena colección de esperpentos en EEUU y en Europa. Y en Euskadi, claro. Veamos.
Secretos oficiales
Mientras aquí, por la imposición franquista en la modélica transición y el temor reverencial de los gobiernos progresistas a los fantasmas del pasado reciente, siguen clasificados los archivos desde hace un siglo, EEUU está desclasificando la guerra de Ucrania y se destapa el engaño que la Administración Biden y la camarilla de comisarios de Urssula en Bruselas propagaron entre la ciudadanía, con la ayuda de los medios y las redes sociales.
La versión oficial de la insaciable voracidad del sátrapa Putin, ansioso por reverdecer los laureles imperiales rusos, se derrumba a pedazos.
El pasado lunes, WikiLeaks divulgó mensajes emitidos por varios embajadores europeos y de EEUU, antes de que estallara el conflicto, en los que advertían de que la entrada de Ucrania en la OTAN podría desencadenar la guerra. Tenían claro que Rusia no aceptaría que Ucrania ingresara en la OTAN porque quedaría completamente cercada. Así que, si nadie impedía el ingreso de Ucrania en la OTAN, y nadie lo hizo, la guerra sería inevitable, y así ha sido.
Ardor guerrero
Esa línea de confrontación la mantuvieron los guerreristas de Washington y Bruselas hasta el final. Recordemos las arengas de Urssula y sus cortesanos, a favor de la guerra por encima de todo: “Rusia es una amenaza existencial para la seguridad de Europa”, argumento que nos autorizaba para arremeter contra el oligarca Putin con total impunidad. Ya habían perdido credibilidad para entonces la defensa de la cristiandad y el comunismo materialista y ateo, que tanto juego dieron antaño
Ahora, el emperador ha “mandado parar” y ha dicho que lo ocurrido en Ucrania tiene poco que ver con lo que nos contaron. Que Putin puede tener culpa, vale, pero que Occidente es más culpable todavía, por echar gasolina al fuego.
Toca cambiar el chip a la mayoría, y eso no se hace de un día para otro. Nuevamente, medios y redes sociales, incentivados, claro, deberán convencer de lo contrario a una desconcertada ciudadanía. Lo veremos en breve, cuando se conozcan los puntos del acuerdo entre EEUU y Rusia para poner fin a la guerra de Ucrania.
De momento, Zelenski ha aceptado el liderazgo del matón de la clase. Decisión sensata, que deja en ridículo los ardorosos discursos europeos después de la cumbre dominical de Londres, destinada a engañar a quienes les gusta ser engañados. El bacalao se corta en Washington, no en Bruselas.
El denostado Orbán hizo un diagnóstico acertado al afirmar que “Ucrania es como un enfermo conectado a un respirador”. Si Trump lo desconecta, papo.
Brucelosis
Es una zoonosis causada por bacterias del género Brucella. Las de mayor interés en salud pública son la B. abortus y la B. melitensis que produce las Fiebres de Malta y se asocia a la ingesta de queso fresco –de Burgos–, producido con leche de reses enfermas de brucelosis. La transmisión entre personas es muy rara.
Padecí la enfermedad, producida por la B. abortus en 1979. La adquirí por contacto, en la extracción, sin guantes, de la placenta de una vaca que había abortado en el caserío Donardegui de Urretxu. La primera que se sacrificó en el matadero de Zumarraga, en los inicios de la Campaña de Saneamiento Ganadero. La superé tras un largo tratamiento a base de terramicina. Que sepa, no me han quedado secuelas. A veces quedan de por vida.
En humanos, la enfermedad se manifiesta con fiebre, cuadro pseudogripal, sudoración profusa con característico olor a paja mojada, dolor articular y pérdida de peso. El cuadro puede finalizar en una patología crónica si no se trata adecuadamente.
El Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) ha publicado su Informe epidemiológico sobre la situación de la brucelosis en España relativo al año 2023. Se registraron 31 casos en ocho comunidades autónomas. Ningún caso en Euskadi. Nuestra ganadería está exenta de brucelosis.
Tierras raras
Parece que han descubierto tierras raras en la comarca zamorana de Aliste. Se me ocurre pensar en los incendios que asolaron la Sierra de la Culebra en 2022 y me pregunto si existirá alguna relación. Amanecerá y veremos.
Hoy domingo
Zurrukutuna. Lengua en salsa. Torrijas carnavaleras. Tinto Arabarte. Agua del Añarbe. Café y petit fours de Casa Vidaurre de Olite.
Y apostillo, que la semana pasada dije que eran los últimos petit fours que me quedaban. Mi bienhechor, un hombre de la Carrera, con mayúscula, sólo puede referirse a la Diplomática, con muchos años de barra, se “dio por el oído” y, como embajador de Olite, ya me ha facilitado otra bandejita que le agradezco.