El virus culpable. A fecha de hoy, en el Estado se han sacrificado unos cuatro millones de gallinas, el 10% del total, a consecuencia del virus de la influenza o gripe H5N1, especialmente en las zonas de mayor producción: Castilla y León, Castilla La Mancha, Aragón, Valencia y Cataluña. Y esa desaparición brusca de efectivos se nota en el mercado. Además, las bajas han afectado a las ponedoras y a las reproductoras, las especializadas en producir huevos fecundados que, tras su paso por la incubadora, van a dar origen a pollitas que, a partir de los cinco meses, se convertirán en ponedoras.
Para entenderlo mejor y refiriéndonos únicamente a las gallinas: las que comen todos los días ponen casi 500 huevos en los dos años de su vida productiva, comenzando, casi a diario, con huevos pequeños, de la talla L, los más baratos; luego aumentarán de tamaño, pero bajará la frecuencia de puesta, tamaño M; y, por último, a los 15 meses, ponen dos o tres huevos XL a la semana, los más caros y menos rentables, debiendo ser sustituidas por pollitas para retomar el ritmo. La longevidad y la productividad dependen de factores como la raza, la alimentación, el manejo, el bienestar animal y la salud.
Aunque será necesario un tiempo para recuperarse de la hecatombe, en ningún momento se ha producido desabastecimiento de huevos o de carne de pollo.
El año pasado, España exportaba el 20% de la producción de huevos, entre otros, a Francia, Portugal, Italia, Países Bajos, Mauritania Filipinas y Hong Kong.
Hay que valorar que, en los últimos 15 años, el consumo de huevos en el hogar ha aumentado un 10,9%, mientras descendía el de la carne de otras especies, por ejemplo, según datos del Ministerio de Agricultura y Pesca. No en vano, es un alimento muy completo, superados aquellos bulos que lo relacionaban con el incremento del colesterol.
En consecuencia, las circunstancias derivadas de un desajuste brusco en la oferta con una demanda al alza –partiendo de unos precios previos que, honestamente, rozaban el ridículo, muchos más bajos que la media europea– han servido para lograr una estabilización más razonable y acorde a la calidad de un producto, sin que el consumidor y algunos medios deban enfadarse, mucho menos hiperventilar, como si de la oposición en el Congreso se tratara.
Hablando de ridículo
Los virus no entienden de fronteras, constituciones y autonomías, y la manera más eficaz de prevención es aplicar, con rigor extremo, las medidas de bioseguridad.
En Euskadi, sin embargo, se ha acordado un segmento de ocio –recreo–, ignoro si matutino y/o vespertino, que suavice el confinamiento de las gallinas camperas más viejas, acostumbradas a su paseo diario, en determinadas condiciones de protección frente a las aves silvestres, para combatir el estrés y, de paso, dejar constancia de nuestras competencias en sanidad animal, del hecho diferencial y de un rigor técnico cuestionable. Así, las gallinas viejas y los políticos jóvenes del ramo quedan satisfechos. Intuyo que el modesto sector avícola vasco les importa un huevo.
Vacunaciones de las aves
Tratándose de un virus similar al que afecta a los humanos, existen vacunas cuya aplicación está permitida por la legislación comunitaria.
Las vacunas protegen clínicamente, pero no impiden por completo la infección, por lo que aves, vacunadas y aparentemente sanas, pueden seguir transmitiendo el virus, lo que podría ocultar su circulación dentro de las explotaciones. Además, caso de vacunar, obligaría a controles adicionales exigidos por la normativa europea, incrementando los costes de vigilancia, diagnósticos específicos y medidas de control reforzadas, amén del coste de la vacuna.
También existe un condicionante comercial, porque la mayoría de los países terceros no aceptan productos o animales vivos procedentes de aves vacunadas, limitando la exportación.
En consecuencia, la vacunación –se acostumbra a hacerlo a través del agua de bebida– se utiliza en temas muy focalizados y restringidos a determinadas producciones. Por ejemplo, en Francia se vacuna, únicamente, las explotaciones de engorde de patos para la producción de foie gras.
Otros efectos del virus
Diario Veterinario publicaba que, desde que el virus de la gripe aviar se propagó a la isla de Georgia del Sur en la región subantártica en 2023, su población reproductora de hembras de elefante marino del sur –la más grande del mundo– se ha desplomado casi a la mitad y los investigadores del British Antartic Survey de Inglaterra temen que esta pérdida pueda poner en peligro el futuro de su población.
Según datos del Ministerio de Agricultura, desde el 1 de julio de 2025 se han detectado un total de 14 focos en aves de corral, cuatro focos en aves cautivas (en País Vasco, Andalucía, Valencia y Madrid), un foco en aves de autoconsumo en Madrid, y 87 casos en aves silvestres. También se ha localizado un zorro (Vulpes vulpes) muerto cerca la Laguna de Gallocanta (Zaragoza) y numerosas grullas y garzas.
Respecto a la sensibilidad del virus según la especie, los pavos han resultados ser los más sensibles, seguidos de gallinas y pollos.
No existe evidencia de transmisión entre humanos por manipulación o ingestión de huevos o carne de ave. El grupo con mayor exposición/peligro continúa siendo el personal que trabaja directamente con aves, para quienes se recomienda utilizar equipos de protección individual y contar con la vacunación anual frente a la gripe humana, como medida complementaria que reduce la posibilidad de coinfecciones.
Todo apunta a que esta epizootia se repetirá en los años venideros y bien podría protagonizar una próxima pandemia. Es oportuno recordar que, en el altar de la Salud, la misa es concelebrada: Una única Salud.
Hoy domingo
Lentejas de La Armuña. Huevos fritos de gallinas criadas en el suelo de Gorrotxategi de Idiazábal, con txistorra de Arbizu y ensalada de escarola. Manzana asada. Tinto Coto de Imaz reserva 2020. Agua del Añarbe. Café, petit fours de Gasand.