l libre mercado nos permite comprar y vender a precios que se ajustan a la oferta y la demanda. En nuestra vida cotidiana el libre mercado actúa las 24 horas, tiempo en el que compramos alimentos, tomamos un café en una cafetería, compramos un ordenador o un mueble, o ponemos en venta nuestra vivienda en una inmobiliaria. Son numerosas las transacciones que hacemos en un sólo día, hasta el punto de que forman parte de la normalidad de nuestras vidas. Pero hay unas zonas de libre mercado realmente mortíferas de las que poco o nada sabemos la gente común y corriente. Pongamos ejemplos de lo que se trata de un saqueo.

De la misma manera que puedo vender un automóvil, puedo vender la deuda que como acreedor reclamo al deudor, gracias al libre mercado. ¿Lo sabía el lector o lectora? La cantidad que debo cobrar, con sus intereses, la vendo a un fondo buitre por una cifra menor, habida cuenta que quien me debe demora sus pagos o los suspende por causas críticas. El fondo buitre me paga una cantidad convenida e inmediatamente reclama al deudor, litigando a través de un ejército de abogados el pago íntegro de la deuda e incluso con mayores intereses, de acuerdo con cláusulas contractuales que lo permiten.

Este mecanismo se repite a menudo con la deuda soberana de países y con las contraídas por empresas. De este modo países enteros pasan a estar en manos de fondos buitre y sus gobiernos a merced de decisiones tomadas por capitales financieros fuera de su control. Es así como el libre mercado contiene zonas muy peligrosas a las que deben ponerse límites. Los Estados son despojados de su capacidad normativa y de eficacia. En el caso de países del Sur se matan a trabajar para pagar sus deudas a los ricos.

Jean Ziegler, actual vicepresidente del Comité Asesor del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, en su libro más reciente, Hay que cambiar el mundo, reconoce que el modo más poderoso de dominación del Norte sobre el Sur es el servicio de la deuda. Y añade que los flujos de capital Sur-Norte exceden a los del Norte-Sur. La mayor parte de países de África, por ejemplo, pagan más de lo que reciben en forma de inversiones, cooperación, ayuda al desarrollo y préstamos. Cuánto más préstamos, mayor esclavitud del país deudor. Los países muy endeudados se declaran en quiebra, sus obligaciones se desploman en las Bolsas del mundo, no pueden acceder a más préstamos y todo el país se hunde en la miseria más completa, en "suspensión de pagos". Grupos extremadamente ricos compran obligaciones (un compromiso adquirido por una empresa o un país, en concepto de préstamo, con entidades de crédito financiero) a un precio irrisorio, para enseguida atacar a los deudores denunciándoles en tribunales para reclamar el pago total de la deuda al 100% de su valor.

Hoy día los pases del Sur están atados de pies y manos a países del Norte, a través del mecanismo de la deuda, que es un mecanismo que perpetúa la subordinación de países a capitales y compañías financieras especulativas. En su último libro, Jean Ziegler afirma que los fondos buitre matan. Y nos pone un ejemplo más: en el año 2002 Malawi sufrió una terrible sequía. A causa del hambre, decenas de miles de personas murieron. De los 11 millones de habitantes, siete millones estaban subalimentados. El Gobierno no pudo hacer nada porque en esa coyuntura un tribunal británico, a requerimiento de un fondo buitre, condenó a Malawi a abonar decenas de millones de dólares.

Lo dicho hasta aquí parece que nos pilla un poco lejos. Pero he aquí que los fondos buitre sobrevuelan también nuestra vida cotidiana. Un ejemplo típico de índole más local nos lleva a la Comunidad de Madrid. Durante la alcaldía de Ana Botella, miles de viviendas construidas con dinero público, fueron traspasadas a fondos buitres que pasaron a ser propietarios y a dictar precios abusivos de alquiler. Frente a la protesta de parte de la sociedad y de sindicatos y partidos políticos, los fondos buitre y la propia Alcaldía argumentaron el libre mercado como espacio que permite toda clase de operaciones de compra venta. Las mismas prácticas se llevan a cabo en Euskal Herria. Por ejemplo, en el barrio de Benta Berri de Donostia, numerosas familias que viven en viviendas de VPO han recibido una carta del fondo buitre norteamericano Testa-Blackstone que en su momento se apropió de las viviendas a precio de ganga y ahora pretenden llevar a cabo subidas abusivas de alquiler. Los fondos buitre actúan en lo global y en lo local. Están en todas partes especulando y aumentando la desigualdad y la pobreza.

Los fondos buitre son grupos de mafiosos con alto poder financiero que no producen otra cosa que terribles pandemias de hambre y pobreza. Campan a sus anchas por un mundo que consideran suyo. Jean Ziegler lo desvela en su informe presentado a Naciones Unidas en septiembre de 2019, en nombre de un comité de expertos.

Este informe descubre y denuncia la estrategia de los fondos buitre, los beneficios que obtienen a costa de las poblaciones de los países que atacan y sobre los medios que pueden tener los gobiernos para combatirlos. Estos fondos oportunistas, comprando deuda barata para reclamar luego el pago del 100% de su valor nominal, obtienen beneficios de entre 3 y 20 veces su inversión, equivalentes a un rendimiento del 300% al 2.000%. Ziegler denuncia que este acoso sobre los Estados lo pagan siempre las poblaciones. Y propone en su informe que, para limitar el efecto desestabilizador de los fondos buitre, los tribunales y jueces nacionales no deberían hacer efectivos los fallos extranjeros, además de no poner en práctica procedimientos de aplicación en favor de los fondos buitre. También debería limitarse el monto en las demandas de los fondos buitre, al precio reducido pagado por ellos.

Por su parte, los legisladores deberían abordar este grave asunto poniendo coto al mercado especulativo. Claro, que los gobiernos tienen la palabra.