Desde la Asociación de Propietarios Forestales de Gipuzkoa nos vemos obligados a responder a la torticera carta publicada en este diario bajo el título de La Diputación y los madereros.

Contestaremos esa carta como propietarios de bosques y productores de madera que somos, sin ser “madereros”. El concepto maderero contempla a las empresas que llevan a cabo aprovechamientos o explotaciones de madera, así como a la industria de la transformación. Deduzco que la persona que suscribe la carta no es conocedora de ello porque, si lo es, lo único que pretende es confundir malintencionadamente a los lectores.

Nosotros nos dedicamos a cultivar los bosques de Gipuzkoa. Realizamos plantaciones, cuidamos y mimamos esas repoblaciones aplicando técnicas selvícolas, invirtiendo tiempo y dinero para que después de muchos años podamos obtener un aprovechamiento de nuestros bosques. Todo ello, utilizando especies locales (autóctonas) o foráneas (exóticas), sin marginar ni excluir ninguna especie pero sí seleccionándolas en función del grado de adecuación a cada tipo de terreno y el objetivo prioritario de cada propietario.

Se puede afirmar de forma generalizada que en la actualidad en nuestros bosques obtenemos un único recurso que podemos poner en el mercado. Este recurso susceptible de ser comercializado es la “madera”. La madera es un material ecológico y renovable que requiere de muchos años de trabajo y cuidado del arbolado para su obtención y aprovechamiento. Somos muchos los que estamos convencidos de que el mero hecho de poner en el mercado un material renovable que debe competir con otros materiales como el acero, hormigón, derivados del petróleo, etc. debería ser reconocido y debidamente premiado por la sociedad. A aquellos que pudieran poner en duda esta afirmación o no la compartan, como probablemente la sra. Aitziber Sarobe y sus colaboradores, les invito a que se inicien en la producción de madera y veremos qué es lo que opinan pasado un tiempo.

Debemos reconocer que los propietarios de bosques en Gipuzkoa somos muy pequeños porque el territorio se encuentra muy fragmentado, pero al mismo tiempo somos muy numerosos. En Gipuzkoa somos cerca de 10.000 propietarios y gestionamos aproximadamente el 60% del territorio. Atendiendo a este dato, parece insignificante que el cuidado y gestión de más de la mitad de la provincia se pueda llevar a cabo con una aportación de tan solo 2,8 millones de euros por parte de la Administración. El lector debe conocer que a la vez que producimos madera en nuestros bosques, éstos generan unos servicios ambientales tales como absorción de CO2, regulación del agua, ocio, paisaje, etc. valorados en 90 millones de euros al año en la provincia de Gipuzkoa, siendo este un valor muy superior al que se obtiene con la madera. Todo ello, en beneficio del conjunto de la sociedad guipuzcoana y sin cobro alguno por los propietarios de los bosques.

A su vez, es fácil suponer que la Administración foral anualmente recauda el Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA) de la totalidad de la madera que los propietarios movilizamos o vendemos en nuestros montes. Los datos de los últimos años nos dicen que por cada euro de subvención que la Administración foral destina a los propietarios de bosques, se generan 2,5 euros en concepto de IVA, solo con la puesta de madera en los centros de consumo (serrerías y papeleras). Lógicamente, este ratio se multiplica por una cifra que desconozco una vez considerados los procesos de transformación, pues es en éstos donde realmente se aporta valor añadido. A esto debemos añadir el empleo generado en los procesos de tala, desembosque, transporte y transformación.

Visto esto, parece mentira que algunas personas como la sra. Sarobe todavía se dediquen a criticar las medidas adoptadas por la Diputación para fomentar las cortas de las masas de pino insignis envejecidas. La no movilización de esta madera dentro de un rango de edad supone la pérdida de propiedades físico-químicas de la madera y, por lo tanto, la pérdida total del material y de su valor añadido. ¿A alguien le puede parecer razonable que esta madera se eche a perder y se pudra en el monte pudiendo formar parte de la cadena productiva con una recaudación para las arcas forales? Es evidente que la Diputación ha adoptado medidas con buen criterio desde el punto de vista fitosanitario y socioeconómico. Probablemente si en el pasado reciente se hubieran tomado este tipo de medidas, tal como se ha hecho en otras provincias, nuestras masas forestales se encontrarían en mejor estado. Respecto a los bosques naturales, así como a los hábitats de interés a los que hace referencia la sra. Aitziber Sarobe, deberíamos pensar que usted y sus colaboradores se encuentran plenamente dedicados a gestionar y trabajar en ellos invirtiendo tiempo y dinero como lo hacemos nosotros. La próxima vez que se ponga a escribir, le agradecería que nos dijera cuánta superficie del territorio guipuzcoano están gestionando y nos describa los trabajos que en ellos desarrollan. Sin embargo, por lo que nos consta, ustedes no se dedican a actuar trabajando sobre el terreno sino que, más bien, se ocupan de criticar a los que trabajamos en el medio rural. Demuéstreme que me equivoco y tal vez ganará algo de credibilidad.