Si hace 20 años alguien hubiera proclamado que Gipuzkoa podría convertirse en un referente mundial en el desarrollo de terapias celulares, génicas y de ARN, es decir, lo que comúnmente se conoce como terapias avanzadas, con una orientación industrial, se le hubiera tildado de utópico y de establecer perspectivas más relacionadas con la ciencia ficción que con la realidad.

Futuro presente

Empresas como Viralgen, adquirida hace año y medio por la multinacional alemana Bayer, Vivebiotech, Tecbiocel o Zelula, que acaba prácticamente de constituirse, son el mejor ejemplo de esa apuesta que, de manera decidida y continuada, se lanzó hace dos décadas para el desarrollo en Gipuzkoa de un nuevo sector de actividad en nuestra estructura económica como es el de biociencias y de la salud, con todo lo que ello suponía de transformación y de generación de nuevos puestos de trabajo de mayor cualificación y calidad.

El proyecto Gantt (Gipuzkoa Advanced New Therapies Territory) que impulsa la Diputación Foral de Gipuzkoa, en el marco del programa Etorkizuna Eraikiz, es la base para el desarrollo de este segmento de actividad del sector de las biociencias y de la salud mediante la puesta en marcha de una cadena de valor industrial que dé servicio a ese tipo de empresas, la creación de un ecosistema de fabricación de las materias necesarias para su desarrollo, la especialización del territorio en la realización de ensayos clínicos, así como el diseño de un plan de formación y atracción de talento necesario en esta especialidad.

Las terapias avanzadas son medicamentos altamente innovadores que se basan en el uso de genes, células o tejidos para prevenir o tratar enfermedades como las vinculadas con la sangre, la regeneración de tejidos, que ya se están empezando a aplicar con éxito. Su importancia radica en que pueden constituir tratamientos personalizados en pacientes, lo que significa la irrupción de nuevas terapias que pueden reducir la mortalidad en algunos tipos de cáncer que hasta ahora eran letales.

El peso que el sector de las biociencias y de la salud empieza a tener en la economía vasca y guipuzcoana fue puesta de releve en la jornada Etorkizuna Ikusmiran-Retos y realidades de las Biocencias en Gipuzkoa, organizada por BIC Gipuzkoa, donde quedaron patentes las capacidades y fortalezas que tiene el territorio en esta actividad económica gracias a un importante ecosistema que entrelaza cuatro universidades y un centro de formación profesional, once centros de investigación científicos y tecnológicos, el sistema sanitario asistencial de Osakidetza y sus institutos de investigación, fondos de inversión públicos y privados, y el importante papel de coordinación e impulso en la creación de nuevas empresas que realiza BIC Gipuzkoa.

El sector de las biociencias y de la salud se está consolidando en Euskadi con un total de 200 empresas, entre las que destacan compañías con una gran base tecnológica, que dan empleo a 9.000 personas con un elevado nivel de especialización y profesionalización y que presentan una facturación que alcanza los 1.900 millones de euros y una inversión en I+D de 126,6 millones, según datos del año 2020. La tendencia es que el crecimiento, tanto de facturación como de empleo, tenga incrementos anuales futuros en una horquilla del 4% al 8%. En este momento, Euskadi ocupa la cuarta posición en el Estado por número de empresas del sector de biociencias, el tercer puesto en inversión en I+D y se halla en la octava plaza en cuanto a facturación.

Con estos datos, el sector de las biociencias y de la salud representa ya el 2,08% del PIB vasco, cuando en el año 2019 era del 1,86%. El objetivo es llegar al 3% en el año 2025, gracias al crecimiento de la medicina regenerativa, las terapias génicas, los dispositivos médicos para diagnósticos, así como la creación de un mayor número de empresas vinculadas a la salud digital y la telemedicina.

En este contexto, hay que destacar el importante papel que Gipuzkoa, tiene en el sector de las biociencias en Euskadi y que tiene relación con el gasto en I+D que realizan las empresas del territorio y que se sitúa en el 2,63% de su PIB, muy lejos del 1,95% de Bizkaia y del 1,35% de Araba. Nada que ver con el 1,41% que representa el gasto en I+D en el Estado sobre su PIB.

En este sentido, el exhaustivo y detallado informe elaborado por la ingeniera biomédica Luisa Pareja, por encargo de BIC Gipuzkoa, sobre la situación del sector de las biociencias y de la salud en Gipuzkoa destaca el gran dinamismo que tiene, ya que el 20% de los 175 proyectos analizados y aprobados por la entidad corresponde a empresas de este tipo, de las que el 35% centran su actividad en dispositivos médicos, un aspecto que tiene mucho que ver con la tradición industrial del territorio y que está provocando que muchas empresas industriales diversifiquen su actividad hacia el sector de la salud. De los proyectos presentados, casi la mitad, el 43%, tienen detrás el impulso de un promotor individual, lo que da una idea del alto nivel de emprendizaje en el sector, y el 25% proceden del mundo de la empresa.

Es relevante, tratándose de un sector tan innovador, que un total de 66 empresas del sector de biociencias y de la salud apoyadas por BIC Gipuzkoa siguen activas a día de hoy, en segmentos tan importantes como los dispositivos médicos, terapias avanzadas, salud digital, desarrollo de compuestos, nuevos materiales, prevención, economía del envejecimiento y carne cultivada.

Las empresas de biociencias ubicadas en Gipuzkoa registraron una facturación el año pasado que alcanzó los 80 millones de euros y dieron empleo a 966 personas, de las que el 31% son doctores y el 26% tienen experiencia internacional. Un dato revelador de la importancia por la apuesta de este sector en el territorio es el retorno que tiene la inversión realizada en empresas de biosalud. Así, por cada euro que el sector público invierte en estas compañías recibe 21,19 euros, mientras que el retorno en la financiación privada alcanza los 19,25 euros.

A pesar de ello, los mayores tiempos de maduración que tienen este tipo de empresas hasta que alcanzan velocidad de crucero, junto a una regulación muy exigente, necesitan de una mayor presencia de la industria financiera, sobre todo, vasca, con capacidad de invertir en los estadios iniciales y en la fase de escalado de los proyectos. Una deficiencia que sigue estando presente para ser mucho más ambiciosos en el desarrollo de esta actividad económica, a pesar de que, en este momento, contamos con varios fondos de capital riesgo que están invirtiendo en empresas de biociencias y de la salud. Algo impensable hace dos décadas. Contar con una capacidad de inversión local es importante porque sirve de atracción a los inversores internacionales por el entorno de confianza que genera. Ese debe ser uno de los principales retos.

Por ello, sigue siendo necesario que el sector de biociencias y de la salud en Gipuzkoa siga siendo prioritario para las instituciones públicas por lo que tiene de transformación de la economía y de generación de empleo del conocimiento, –que se refleja en que el 80% de las empresas del sector tienen solicitadas entre una y tres patentes–, con el objetivo de crear un polo estratégico de innovación e investigación en torno a la salud. Hay que mantener el esfuerzo continuado que se está realizando desde todos los estamentos y que ha permitido consolidar un nuevo sector económico en Gipuzkoa, teniendo en cuenta la situación de la que partía y la competencia de otras regiones con mayor peso del sector farmacéutico. Lo que tiene mucho mérito y debe considerarse como un éxito. l