dvierte George Lakoff en su libro No pienses en un elefante que ninguna elección de palabra es ingenua. O no debería serlo. Él cita que no es lo mismo bajar impuestos que aliviarlos. ¿Quién se puede posicionar en contra de algo que suena a alivio, a salvar a alguien de un apuro? Así de “alivio” en “alivio” desaparecerían todos, que es lo que buscaban los republicanos estadounidenses cuando empezaron a utilizar esta expresión. Quién sabe qué intención tenía el primero que tradujo tax haven al español como paraíso fiscal en lugar de refugio fiscal. Refugio es donde nos metemos cuando nos pilla una tormenta bajando del monte o donde se guarecían en la Segunda Guerra Mundial las poblaciones aliadas cuando el Eje bombardeaba de noche. Es bastante menos sugerente que la palabra paraíso, pero alguien decidió situar a los evasores en paraísos en lugar de guaridas de mala muerte. Quizá alguien que veía bien la evasión. Los Papeles de Pandora han vuelto a abrir este cajón que, a falta de saber qué derivadas tendrá para los implicados, bien tendría como primera consecuencia corregir la paradisíaca expresión, porque entre un refugio y un paraíso hay diferencia. Aunque sea la cantidad de personas que querrían huir del primero y vivir para siempre en el segundo.