n estos momentos, la policía investiga las causas de la paliza mortal que un grupo de jóvenes propinó a otro joven en A Coruña. Samuel, así se llama la víctima, murió a consecuencia de las patadas y los puñetazos que recibió de madrugada, supuestamente, por estar grabando a sus agresores con el móvil, que habrían arremetido contra él al grito de "maricón". La reacción popular contra este crimen ha sido instantánea en decenas de ciudades del Estado, en las que miles de personas han denunciado la muerte convencidos de que la homofobia explica el trágico final de Samuel. Con el crecimiento de la ultraderecha en toda Europa se está engordando el caldo de cultivo que justifica la caza al homosexual, un colectivo que habría rebasado la raya de lo admisible para los sectores más reaccionarios y extremistas de nuestra sociedad. Qué verdad es esa que advierte de que los derechos nunca se conquistan para siempre. Nadie mejor que Espinosa de los Monteros, destacado líder de Vox, expresó qué le espera al mundo LGTBI si algún día llegan a mandar: "Hemos pasado de pegar palizas a los homosexuales a que ahora esos colectivos impongan su ley". Parece que Samuel tuvo la mala suerte de cruzarse con gente que no estaba dispuesta a que les impusiera "su" ley.