e repente, casi sin darnos cuenta, se ha convertido la vacunación de la selección española en cuestión de Estado, como si no tuviéramos más cosas de las que preocuparnos. Con el positivo por coronavirus de Busquets saltaron todas las alarmas en Madrid y la maquinaria propagandística comenzó a funcionar como en sus mejores tiempos. Hasta el punto de que en tan solo unas horas se produjo la llamada al Ministerio de Sanidad... y lo que hace dos meses fue una negativa a la petición de la Federación Española de Fútbol de que se vacunase a los seleccionados para la Eurocopa se convirtió en una aceleración inminente del proceso para que esto se pudiese llevar a cabo esta misma semana, aunque sea unas horas antes del inicio de la cita continental. Incluso Fernando Simón, que vale tanto para un roto como para un descosido, y a quien ya no le importa recibir lo que haga falta después de todo lo que ha tenido que escuchar a estas alturas, defendió esta postura. "Puedo entender que sea una excepción", espetó antes de que ayer la Comisión de Salud Pública se inhibiera de esta patata caliente. En fin, toda excusa hubiera sido válida. Ya puede haber falta de existencias en cualquier otro rincón, que eso no va a afectar para que los futbolistas seleccionados sean vacunados. ¡Con la Roja hemos topado!