n España, el nazismo y la barbarie que representó sigue siendo un asunto que, todavía, es posible tomárselo a broma. La ausencia de una digestión democrática del franquismo ha favorecido en el Estado una visión frívola de lo que supuso el gobierno del nacionalsocialismo alemán. De ahí, seguramente, la diferente actitud que se observa ante la ultraderecha en Europa y el Estado español: repudiada en los parlamentos de las democracias con pedigrí y admitida por una parte de la política española, al punto de que sostiene varios gobiernos autonómicos sin que salten las alarmas. Una operación político-judicial contra el entorno de Puigdemont, sostenida en la delirante acusación de atribuir a los imputados una intervención militar en connivencia con la Rusia de Putin para la ocupación de Catalunya, ha sido bautizada por la Guardia Civil con el nombre de una ofensiva que protagonizó la División Azul, encuadrada en las filas del ejército alemán, durante el sitio de Leningrado: Operación Volhov. Inaceptable enaltecimiento del fascismo en medio del silencio gubernamental, político y mediático español. Que se sepa, y aunque con cargos, los acusados están en libertad. Sobre las responsabilidades de una denominación que en Europa tendría consecuencias, no hay noticias.