tan solo 48 horas del partido entre el Eibar y el Athletic, en principio fijado para el viernes a las 21.00, LaLiga anunció que cambiaba su horario al domingo. Una vez más. Por tercera semana consecutiva. Con el trajín y la variación de planteamiento que supone para los equipos afectados y sus técnicos. Y todo ello porque el organismo que preside Javier Tebas y la Federación Española, de la que está al frente Luis Rubiales, no tienen voluntad de resolver los numerosos entuertos que tienen al fútbol en vilo. Este en concreto se refiere al deseo de LaLiga de jugar los viernes y los lunes y la negativa de la Federación, a la que de momento la justicia ordinaria da la razón, con el pretexto de proteger a los hinchas (aunque por ahora no puedan asistir a los estadios). Lo que está claro, y a los hechos me remito, es que Tebas y Rubiales no se van a poner de acuerdo nunca; ni el propio Gobierno, a través de los paripés orquestados por el CSD, lo ha conseguido. El ego de cada uno de estos personajes está muy por encima de los razonamientos que les separan, sin importarles lo más mínimo el aficionado de a pie. El derbi de Ipurua se jugó finalmente ayer (1-2), después de conocerse su horario el miércoles, pero las plantillas de los clubes afectados ya se sienten más que ninguneadas. Eso sí, a Tebas y a Rubiales les da lo mismo.