gosto agota sus últimos días y nos coloca ante un desconocido septiembre que significa históricamente la vuelta a la rutina y este año puede significar tantas cosas que dan miedo. Hasta los anuncios de coleccionables absurdos (El coche fantástico despiezado para montar) se reciben este año de buena gana como una gota de la reconocible normalidad que esperamos recuperar. No la nueva. No la seminueva. No ninguna otra que lleve cualquier prefijo, queremos la normalidad. Caer en la rutina y que lo peor que nos pueda pasar sea ese bajón que supone aclimatarnos al curro los primeros días después de un mes de vacaciones, aunque me da que los periódicos este año no le haremos mucho caso porque hay otras cosas que preocupan bastante más. Miramos los contagios y la lista de hospitalizados para saber cuánto de normalidad nos queda. Llega septiembre y en dos días se plantará la Navidad, esa fecha en la que creíamos que estaríamos ya vacunados y curados y ahora se ve como un tiempo loco de confusión de gripes y covids, todo junto, positivos y sospechosos. ¿Nos volverán a encerrar?, ¿puede soportar la economía otro confinamiento?, ¿y nosotros?, ¿me compro ese coche despiezado del que tanto me río mirando al que compré de una pieza por lo que cuestan tres fascículos? Te esperamos, septiembre.