or si fuera poco el dolor que ha provocado esta maldita pandemia del COVID-19 entre muchas familias, por la pérdida de seres queridos, sus efectos se van a prolongar en el tiempo por una acuciante crisis que ya se está dejando sentir en la economía doméstica. La caña (por citar una de las bebidas más consumidas), que en la mayoría de los bares costaba dos euros, en tiempos de nueva normalidad la tenemos ya a 2,20, 2,30 o incluso 2,50 euros. Y eso sin pisar algunas de las conocidas terrazas de Donostia. Los productos de la tienda de abajo o del súper del barrio valen ahora unos céntimos más, sobre todo los alimentos frescos, según estudios realizados por organizaciones de consumidores€ A decir verdad, hay pocos establecimientos que no se hayan visto obligados a imponer esta tasa del coronavirus en sus precios para poder enjugar las pérdidas que han sufrido durante el confinamiento. Otro de los servicios que ha subido en este tiempo, y del que no nos podemos librar, es el de las ITV, que ahora supera los 50 euros para un turismo diésel. El Gobierno, a través del Ministerio de Consumo, aseguró que iba a supervisar que estas subidas no fueran abusivas; otra cosa será que le interese tomar medidas. Eso sí, ahora llamarán a arrimar el hombro€ y nos tocará, una vez más, rascarnos el bolsillo.