ntre que Edmund Hillary y Tenzing Norgay hollaron el Everest por primera vez, y que Neil Armstrong y Buzz Aldrin pisaron la Luna, Jacques Piccard y Don Walsh se convirtieron los primeros en descender casi los 11.000 metros del Abismo Challenger, en las Fosas Marianas. A 300 kilómetros de Guam. Su proeza pasó más desapercibida: las cumbres casi siempre fascinaron más que los hundimientos. Entre 60 y 70 años después, más de 4.000 personas han pisado la cima más alta del planeta y más de dos decenas han viajado al satélite, pero solo siete han bajado allí donde la presión supera la tonelada por centímetro cuadrado. Una empresa prepara para junio una inmersión de tres personas al Abismo. "El destino más exclusivo del planeta". Primero, un lento descenso de cuatro horas en el que a los 1.000 metros, las últimas partículas de luz desaparecen. Después, otras cuatro horas de exploración por un fondo inexplorado, frío y opresor entre seres abisales que quizá ni estén identificados. Y por último, el regreso del Abismo, la ascensión a la superficie, donde acaban catorce horas de aventura entre la nada. Allá donde casi nadie ha estado antes y pocos estarán después. "El destino más exclusivo del planeta". Como en su día lo fue el Everest.