Niñera voladora en paraguas: Empezaré confesándole que jamás le vi la menor gracia ni a su melifluo personaje ni a la historia que se contaba en la película ganadora de cinco premios Óscar. Por más que me esforzara en encontrar algún tipo de mensaje positivo, no veía en sus andanzas chachipirulis nada más allá de un pestiño moralista que me importaba media higa. Inmediatamente añado que lo último que esperaba es que, 60 años después del estreno del filme, una ridícula comisión de recalificación dictaminaría que la obra ya no es apta para todos los públicos, sino que requiere que los menores la vean en compañía de una persona adulta alegando que contiene “lenguaje discriminatorio”. Me sumo a la breve consideración de mi querida Carme Chaparro en la red social X: ¿Dónde está el meteorito?