Tezanos Superstar

– Caigo en la cuenta de que las dos primeras palabras del titular después de los dos puntos son casi una redundancia. Para vergüenza de la ciencia demoscópica, cada entrega del CIS desde que lo dirige José Félix Tezanos es un bulo en sí mismo. Los últimos veinte barómetros fallaron sus pronósticos estrepitosamente. Parecía imposible superarse, pero la encuesta que nos sirvió ayer el cocinero personal de Sánchez marca récords. De entrada, es la única de las decenas que se están haciendo que otorga la victoria al PSOE. Para que no falte de nada, Sumar, la otra opción de izquierda, sobrepasa a Vox. Se imagina uno al autor de la gracieta diciendo para sus adentros: “Para lo que me queda en el convento...”. Y resulta que si acierta, le cae, como poco, un marquesado.

Votos bajo sospecha

– El dicharachero portavoz de la campaña popular, Borja Sémper, estuvo al quite y le dijo a Sánchez que era el momento de pedirle a Feijóo que respetara la lista más votada. Lo que no dijo el de Irun es qué le parece el descomunal cabreo que ha provocado su jefe entre la plantilla de la empresa pública postal española al deslizar la idea de que se pueden estar cometiendo irregularidades con el voto por correo. Durante la jornada de ayer, el líder de los genoveses tuvo varias oportunidades de zanjar la cuestión dejando claro que, bajo ningún concepto, cree que puede haber fraude. Al contrario, aprovechó una entrevista con Federico Jiménez Losantos para meter más cizaña y de paso, para erigirse ya en patrón de las carteras y los carteros, a quienes pidió que hicieran horas extras aunque sus jefes les dijeran otras cosa.

Otro acto de campaña

– Y con las mismas, el aspirante a dormir en La Moncloa se plantó en Ermua. Sobre el papel, se trataba de rendir tributo a Miguel Ángel Blanco, asesinado por el últimamente tan nombrado Txapote tal día como ayer hace 26 años. Noblísima intención que, por desgracia, fue un acto de campaña más, según coincidieron en señalar varios de los medios más importantes de nuestro entorno.

A Siete

– Y claro, sí, el último apunte tiene que ser sobre el debate a siete que se celebró (no sé si es el verbo más adecuado) en la radiotelevisión pública española durante 125 minutos. Ahí se pudieron fajar (o, por lo menos, intentarlo) los portavoces de los partidos vascos, a saber, Aitor Esteban por el PNV y Oskar Matute por EH Bildu. De nuevo escribo a ciegas, pero creo que esta vez sí voy a acertar mi pronóstico: salvo en nuestros diarios, sus palabras no estarán en los titulares. Algo me dice que tampoco las de Patxi López, el otro representante del terruño. l