Llego a pensar que Mourinho quiere ser entrenador de la Real. Llevamos una semana de flores y floreros. De miel sobre hojuelas. ¡Con lo que ha sido! ¿Os acordáis del momento en que llegó a meter el dedo en un ojo del técnico rival? ¿Quién no recuerda los momentos estelares de las ruedas de prensa en las que preguntaba: ¿por qué? Ahora, todo parece distinto. Le deja la guerra a su segundo. Te pasa la mano por el hombro, te abraza, te lisonjea, te da jabón y no interpreta la canción de María Jiménez (esa que dice que te mereces un príncipe, un dentista) de milagro. Luego, cuando comienza el juego mueve los polichinelas con maestría envidiable.
Cuando la expedición txuri-urdin llegó a Roma lanzó pétalos como si fuéramos la Esperanza de Triana. Nos metieron dos y acabó encantado. Luego, llegó el mexicano de Palma y confesó que se iría de cañas con nuestro entrenador, porque es muy shalao y cae bien. Concluyo que le dan jabón para tratar que se despiste y pierda el norte, nublarle el seso (con “s”) y evitar que campe a sus anchas por donde le gusta. Hasta tal punto ha llegado el asunto que se animó a cantar un “sí se puede”. Un vídeo de cinco segundos compartió el gorgorito para que todos disfrutaran del momento y de la sonrisa de David Silva, que iba a su lado. Me encanta que sea así, que rompa moldes, que se salga del guion, sin gominas ni abalorios. Me encanta que sea él, sin pose.
Cree en su gente y trata de contagiar. Este jueves el míster soñaba con una noche mágica, con la grada a reventar, con olor a bocadillo de lomo con pimientos o queso con bacon y sobre todo con eliminar a la Roma para que la felicidad inundara todos los rincones del territorio. No pudo ser. Los aficionados creen en él porque les representa. Habla de remontada y el personal se va convenciendo poco a poco, aunque el frío sentido común no le diera muchas alas a la idea. No recuerdo un técnico tan implicado en la tarea de ganar adeptos para la causa. El público empujó y empujó hasta el agotamiento. Puso en marcha todos los cantables que conoce y esperó un revolcón, un zafarrancho que, tristemente, se produjo más fuera del estadio que dentro. Ni a ellos ni al equipo se les puede reprochar nada.
Mourinho se refirió a Brais y a la tormenta que le esperaba, después de piropear al estadio, a las instalaciones, a los peces de colores, al nublado y al sirimiri ausente. Anoche soplaba el viento sur y no se atisbaba relámpago alguno. El técnico de Orio sabía que le llegaba un tsunami de frente levantando olas como las lusitanas del Cañón de Nazaré, pero confiando en que su plantilla contara con las tablas de Kelly Slater, Borja Agote, Aritz Aranburu, Nadia Erostarbe, Andy Criere, Imanol Yeregi, Alex Odriozola, el Gallo Francesena y compañía para llegar sonrientes a la orilla.
Sabía de sobra que los romanos iban a complicarlo todo desde el pitido inicial. Vienen de donde vienen y es obvio que saben más latín que nadie, que hacen los partidos tediosos, eternos, con faltas y pérdidas de tiempo con maestría sin par. Cortan el juego y plantean la partida donde quieren y como quieren. Son artistas. Mucho más si llegan con dos goles de ventaja que no fueron tres antes del descanso porque el vídeo de turno vio una mano salvadora en un saque de esquina casi calcado al del segundo tanto de Roma. No espabilamos en eso. Fue la única acción ofensiva de los italianos en todo el encuentro.
El resto del partido se lo pasaron cuidando la huerta, en plan peñazo absoluto. La Real mejoró tras el descanso, dominó más y creó suficientes ocasiones como para, por lo menos, ganar el encuentro. Fue clave el remate de Oyarzabal al travesaño y el bote sobre la línea de cal. Si el balón llega a entrar tal vez hablamos de otra cosa, lo mismo que los cabezazos de Sorloth y Zubeldia. Los romanos no concedieron más con un despliegue defensivo formidable en los dos encuentros. Contra eso los de Imanol no contaron con recursos suficientes para revertir la situación. ¿Se dice pegada? Siguieron fieles al estilo de siempre, pero no fue suficiente. Dos partidos en una eliminatoria sin conseguir un solo tanto conducen a despedirte de la competición. Ahora toca centrarse en la Liga y asegurar un puesto que permita el año próximo vivir otra experiencia como la que ha acabado. Merece la pena porque eso supone prestigio y privilegio.
Apunte con brillantina: si nada cambia, ni se mueve la luna, este mediodía el nuevo seleccionador de fútbol masculino hará oficial su primera lista de convocados. Será el momento en que podamos comprobar quiénes estaban en la prelista, en el avant, en el sudexpress de Burdeos, en el Alfa Pendular o en el Intercity. Sabremos cuántos chicos de los que ayer cayeron eliminados ante la Roma cuentan con la confianza del señor De La Fuente y asistiremos sin pestañear al pim, pam, pum mediático de todos aquellos a los que no les gustará la decisión. No tiene nada que ver pero, ¿alguien sabe dónde está Aritz Elustondo? Le echo mucho en falta ¿Se ha hecho cartujo en Valldemossa? ¡Por preguntar!