imitar el análisis de la huelga convocada en la jornada de ayer en la enseñanza no universitaria vasca por los sindicatos ELA, LAB, Steilas, CCOO y UGT al del ya habitual desfase entre las cifras de seguimiento ofrecidas por las centrales y las que proporciona el Gobierno Vasco es casi tanto como admitir que la demanda de un retorno a las aulas "seguro y acordado" frente al COVID-19 se realiza en virtud de su utilidad a un pulso sindical más amplio. Así que más allá de que la convocatoria pueda ser considerada exitosa o un fracaso en virtud de lo relativo del recuento de profesores y empleados que la secundaron entre los 40.000 llamados a hacerlo o de su real afección al comienzo efectivo de curso para 372.000 alumnos y sus familias, dicho análisis debería por el contrario centrarse en la virtualidad de la demanda en que se basa la convocatoria y el efecto de esta en la consecución de lo que se exige. En virtud de esa conclusión y dado que el planteamiento de los sindicatos se centraba en que el retorno a las aulas fuese "seguro" y "acordado", quizá sería lógico plantear un orden de prioridades entre ambos objetivos, incluso aunque puedan compaginarse y lo ideal fuese un acuerdo que sirviera para extremar las medidas de seguridad de profesores, empleados y, especialmente, alumnos. En el caso de prevenir y limitar la transmisión del SARS-CoV-2 en las aulas vascas, entre seguridad y acuerdo parece tan evidente que debe primar la primera como complejo implementar medidas profilácticas añadidas a las que se han dispuesto, o incierta la contribución de un aumento de personal a la reducción de los contagios. La seguridad absoluta ante el coronavirus en los centros escolares, como en cualquier actividad, es desgraciadamente imposible mientras no se cuente con una vacuna efectiva. Y, desde luego, lo que no contribuye a aumentar esa seguridad, al menos en el caso de los alumnos, es plantear en la segunda semana de curso una jornada de huelga que únicamente aporta confusión y dificulta la comprensión y ejecución de los protocolos de prevención que se acaban de implementar; tampoco que quienes reducen la prevención a una cuestión de personal cuestionen sin embargo los servicios mínimos establecidos por el Gobierno Vasco, especialmente en un aspecto tan esencial como el de la limpieza de los centros.