Si estamos leyendo esto es que por ahora hemos sobrevivido a la pandemia, aunque aún quedan 5 días de 2020 y vete a saber qué deparará el cabrón. Fácil no ha sido, en cualquier caso. Aunque yo recuerdo como peor el año en el que se puso de moda decir Bueno no, lo siguiente. O un adjetivo el que fuera y luego el lo siguiente. Ese año fue terrible, no se podía salir a la calle. No es que no te dejaran, como este, es que era mejor no salir. A cada paso te encontrabas con alguien que te escupía la frase, como ese personal que va por la vida -y la cruza alegremente, como debe ser- con 100 o 200 frases hechas y 50 o 60 refranes, ya saben: no hay mal que por bien no venga; ya te digo; hasta el rabo todo es toro; por lo menos tenemos salud y así. Un año duro aquel. En este hemos tenido lo de los gerundios, aunque no ha sido tan duro. La gente ha descubierto los gerundios aplicados en sustantivos. Y ya sabemos qué pasa cuando las personas humanas terráqueas descubrimos algo, que lo usamos hasta agotarlo: aquí, mañaneando; aquí, terraceando; aquí, porculizando. No la ya mítica foto enfocándote las piernas morenas y la playa y una cervecilla al lado y el aquí, sufriendo, que es una práctica que debería haber entrando como punible mínimo con 10 años de cárcel en el Código Penal pero que al menos usa el verbo, no, sino con los sustantivos, una cosa invasiva, pero qué le vamos a hacer, como los jóvenes periodistas, que ponen un texto con un link a un artículo en Twitter y no sé si es por vagüeza o por darle importancia escriben: Esto de Jabois. ¡Cojones, ponle un verbo o algo, no seas rata! ¿Qué moda verbal nos traerá 2021? Uff, ni idea, prefiero no saberlo, porque como todo buen virus esto se te acaba pegando quieras o no y utilizas sin darte cuenta lo que en principio te da repelús aunque no sabes bien ni por qué y te acabas dando cuenta de que estás aquí, gilipolleando.