Síguenos en redes sociales:

La vuelta de Andrómeda

Tenía que ocurrir y ocurrirá, tenía que llegar y llegará lo que es imparable, no tiene freno, y como decía el aguerrido torero lo que no puede ser no puede ser y además es imposible. Pues eso, que llega Mercedes Milá, antaño ejemplo de periodismo fresco, directo e intuitivo, con el ejército de Gran Hermano para escribir un nuevo capítulo absurdo de la más lacerante, indignante y chapucera versión española del tradicional y televisivo reallity, cuchillo mediático asesino de honras, vidas y personalidades expuestas al desnudo integral de las ciento y un cámaras de Boadilla del Monte, donde en unitaria casa cohabitarán tirios y troyanos en jumelage humano y animal para solaz de millonaria audiencia y desconocidos ingresos, todo controlado por la periodista huida de la profesión e integrada en el show business para el rodaje de la vida en directo, como le gusta proclamar con su boca de Calatrava brothers, en desafiante gesto frente a críticos de su intolerante estilo. Reaparece en T5 mañana. Se pone en marcha el mayor espectáculo de la tele, la visión en vivo y en directo de las azacaneadas vidas de ellos, ellas y las consiguientes especialidades humanas que ornarán la fauna de concursantes necesitados de circo, euros y oportunidades mediáticas. Al contrario que en otros programas, en esta ocasión un año más, y van quince, nos meteremos en el interior de sus vidas, pasiones, sueños; en la miseria y grandeza que todo ser humano guarda en el fondo del pozo bajo vigilante ojo del Gran Hermano que necesita la sangre fresca de adorables o birriosos cuerpos que se nos harán familiares en los próximos días, semanas y meses. Todo preparado para que la gran Milá del esperpento e histérica la risotada inunde la pantalla. Andrómeda ataca, otra vez. La implacable gobernanta mediática del pueblo ha llegado para quedarse una temporada.