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Marcha, mucha marcha

la modernidad audiovisual produce un tipo de programas en los que es necesario circular a velocidad de fórmula uno para llegar a las necesidades consumistas de los espectadores, que se someten a un continuo fluir de planos y contraplanos capaces de producir jaquecas, migrañas y agudos dolores de cabeza, sometiendo las neuronas a un baile narrativo desmesurado y agitado.

Un ejemplo paradigmático de lo dicho es un programa de la factoría Vasile, que lleva por título Todo va bien y que mezcla los géneros con dadivosa generosidad, resultando al final una mezcla de entrevista, humor, mucho vídeo y dos presentadores encantados de conocerse y que encajan con el titulito del producto, porque para esta pareja de clonados conductores, todo es gracioso, humoroso y leve como la humana condición.

Xabi Rodríguez, afamado presentador musical de cadena chunda-chunda, y la cantante Edurne han cocinado un modo de funcionar que pasará a los anales de la tele por sonrisas acumuladas, movimientos distorsionadas ante cámara y ejercicios gimnásticos en plató; y todo ello para transmitir velocidad, dinamismo y juventud en un programa de humor y numerosos invitados, todos participando en mezcolanza alegre y combativa.

Gritar, chillar, volúmenes de voz desatados son acompañantes de esta forma de realización que hinca sus raíces en los modos exagerados de presentar música actual. La necesidad de hacerse notar y tapar carencias profesionales ante cámara y micro llevan a estas maneras agitadas y chillonas de una comunicación que se pretende dinámica y resulta agresiva y sudorosa. Y todo ello, bajo la etiqueta de juvenil, moderna y deslumbrante, cuando en realidad es una especie de dislate enloquecido y espitoso donde se pierden colaboradores, invitados y estrellitas de la tele en un baile que agota y exprime. Marcha, mucha marcha.