Los jueces fallan
el vecindario seguía el partido de fútbol del equipo local en Barcelona, según se percibía por el patio comunal. En la sala de su casa Galtzagorri y su santa leían sendas novelas, unas aventuras ficticias de Richard Sharpe en 1814 el uno y una investigación criminal ambientada en la corte de Henri IV la otra, en el viejo tocadiscos giraba una apasionada versión de Madama Butterfly, Mirella Freni y José Carreras sobre las emocionantes notas de Puccini. A las 22.45 les sobresaltó el teléfono.
-"¿Has visto qué robo?" -La voz de su amigo Yann Hiruntchiberry resonó en el aparato-.
Como muchos vascos del otro lado del Bidasoa, Hiruntchiberry sigue en fútbol a los equipos de este lado, en especial a la Real Sociedad y tiene una idea un poco equivocada de los horarios y costumbres de más allá de la frontera. O sea que Galtzagorri le tuvo que oír todo el relato de los graves sucesos balompédicos en el Camp Nou en aras de conservar una amistad transfronteriza, mientras su mujer hacía ejercicios de expresión corporal que le ponían claro lo que pensaba del colega en lides rugbísticas. Y lógicamente pasaron a hablar del arbitraje en rugby.
-"El vídeo es una gran ayuda para el árbitro pero sólo es una muleta, lo esencial para que el arbitraje sea bueno es el respeto. Sin respeto no hay deporte, el respeto es previo al inicio del partido en cualquier deporte de competición" -decía uno de los dos-.
- "El referee siempre tiene la razón, si usted no está de acuerdo no salte a la cancha está escrito sin estarlo en todos los estadios de rugby del mundo" -contestaba el otro-, "porque los árbitros se equivocan, es imposible, con vídeo y sin vídeo, juzgar correctamente. Nigel Owens -árbitro del Francia-Inglaterra del pasado fin de semana-, para mí, el otro día se equivocó varias veces pero hizo un arbitraje de rugby perfecto.
- "El árbitro en rugby previene más las infracciones que las sanciona y es un actor del juego, un actor del que su papel es difuminarse, pasar desapercibido"...
- "Que empieza la segunda parte.-
- "Que te sea leve, y si llamas otra vez te mando a mi mujer a tu casa".