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Los tatuajes de Epiménides

-Es una paradoja, como la Epiménides -interviene el profesor de instituto y prosigue ante la cara de haba de los contertulios-, Epiménides el filósofo que estaba tatuado como un jugador maorí de rugby y se le atribuye aquello de que "Epiménides dice que todos los cretenses son mentirosos; Epiménides es cretense ¿Miente Epiménides?".

-Quizá sí, quizá no pero pido otra ronda -dice su amigo y se acerca a la barra más para intentar adivinar dónde acaba el tatuaje de la camarera que está tirando las pintas que para pedir nuevas bebidas-.

-Jugar al rugby también es defender, ser consciente de las limitaciones propias, basarse en las fortalezas que se tienen, engancharse al resultado y aprovechar los fallos del atacante para llegar al pitido final por delante.

-La filosofía de mi rugby, y que me perdone el discípulo de Epiménides, no es ésa. Me aburren esos intercambios de pelotazos, esa búsqueda de la falta del contrario, esos jugadores musculados que, por muchos tatuajes que se hagan, no llevan el rugby en los genes y así cometen fallos imperdonables.

-Epiménides se quedó dormido meditando y se despertó 57 años más tarde con toda la piel cubierta de tatuajes esotéricos -ataca de nuevo el profesor-.

-Casi como yo el sábado pasado, que después de tomar unas cervezas, me quedé dormido y me desperté con resaca junto a una moza tatuada.

-Todos los de Gros sois unos mentirosos.