Mientras en España se negociaba el sistema por el cual nos van a dar un poco más de tas-tas sin anestesia ni mantequilla, en Suecia se casaba una tipa con una especie de clon de Clark Kent y se reunían allí centenares más de sinoficios a cada cual más moderno, actual y sencillo. Entre ellos, la nieta del taxista, que "deslumbró con sus trajes y su belleza, eclipsando incluso a la novia". La nieta del taxista no tiene, al margen de principios, educación, ya que a las bodas, cuando no se casa una misma, hay que ir discreta. Incluso es mejor no ir, que es la plena discreción. Yo hace tiempo que no voy a ninguna, me niego ya, que sean muy felices y se coman entero el solomillo al Pedro Ximénez así les repita tres días, pero no tengo ya la paciencia económica para pagar cubiertos a 150 euros, que hubo épocas en las que curraba para poder pagar bodas de amigos, ni tampoco el tiempo necesario como para malgastarlo enterrando un fin de semana entero -juerga sábado y domingo reptando por el sofá-, así quiera a los contrayentes como si fuesen mis hermanos. Ya les dije: como os caséis uno más me enviáis una foto. Quedamos dos en la cuadrilla sin pasar por tan magno evento y espero que ambos nos mantengamos en esta especie de limbo oficial, sin obligar a nadie a tener que pasarlo bien por cojones previa minuta de unos cuantos euros aunque sólo sea por mera educación. Las tipas que son hijas de tipas que eran azafatas en los Juegos de Munich"72 y las que son nietas de taxistas a lo que se ve no cuentan con la libertad necesaria como para no tener que pasar por estos trances y por eso, y sufriendo mucho, se encajan el vestido a regañadientes y luego salen en las revistas "radiantes" y eso. El mundo es un vertedero lleno de trajes de novia y clones de Clark Kent.