eL debate no es si Carbonero pone nervioso a Casillas, sino si Casillas pone nerviosa a Carbonero. Yo es que soy un poco gremial y me interesa que mis compañeros de profesión lo hagan bien. Supongo que también pasa entre los albañiles, que ven mal acabada una junta y se ponen malos, porque soy de los que están convencidos de que generaciones enteras de periodistas estudiaron Periodismo después de abrirse las venas con los errores de Ramón Pizarro, por ejemplo.
Yo veo las entrevistas que hace la Carbonero a pie de campo, oigo sus comentarios en mitad de los partidos, carentes por completo de gracia, sorpresa, información interesante y salero y pienso: ummmm, para cobrar 100.000 euros al año y ser subdirectora de Deportes de Tele 5, muy malamente tiene que estar la profesión. Porque, a sus 25 años, Sara Carbonero está, diga ella lo que diga, a años luz de decenas, centenas y millares de compañeros y compañeras que le dan 3.000 vueltas en cuanto a tablas, profesionalidad -entendida como la unión de conocimientos y capacidad de comunicación- y, por supuesto, méritos exclusivamente periodísticos.
Ella, obviamente, aprovecha su agraciado físico y hace bien, pero negar que su sueldo no deriva sólo de su trabajo es inútil, porque salta a la vista.
Y la gente preocupada por Casillas. Cojones, a mí me preocupa la profesión, me preocupa bastante más que una recién llegada -con todos los respetos- gane mucho más dinero que el 99% de los periodistas de este país con décadas de tajo a sus espaldas que la puñetera entrevista que le pueda hacer Carbonero a su novio y cómo se alisa el pelo y qué cara se ponen.
Así que si hace falta sacar a Valdés se le saca y nos olvidamos de esta historia, que se les está poniendo cara de John Lennon y Yoko Ono y aún no hemos metido un puto gol.