TeNGO una teoría. Bueno, de hecho tengo miles, lo que pasa es que soy muy lento pasándolas a limpio: me aburro enseguida. Mi teoría es que todo esto de Tiger Woods es un montaje de su esposa. La sueca en cuestión -para el que tenga la memoria floja, recordarle que era la niñera de los hijos de Jesper Parnevik- lo que pasa es que quería demostrarles a sus amigas que se había casado con Woods por algo más que por sus ingresos anuales -la competencia psicológica en el reducido mundo de las niñeras de niños con padres que ganan más de 30 millones de euros al año es tremenda- y aprovechando que su Tiger era un pichabrava dio con la solución: "La lío, se me hunde, deja de jugar, todo el mundo le retira su apoyo, yo no digo ni Estocolmo, se me cura, todo el mundo y alguno más le devuelve el apoyo, vuelve a jugar, yo le muestro mi amor públicamente y esas perras que me odian y dicen que me casé sólo por dinero ven que lo mío va en serio". Creo incluso que algunas de las citas de Tiger las concertaba ella misma, hasta ahí puedo leer, porque, si se dan ustedes cuenta, el percal de todas las conquistas de Tiger es como muy igual, del tipo chabacano y neumático que no hacen sombra a la esposa ni a tiros. Y, a su vez, sus hijos de ella y de él, cuando sean mayores, podrán estar orgullosos de su padre, porque además de ser el mejor jugador de golf de la historia es un pecador redimido. Y públicamente, con lo que les gusta eso a los yankees desde que Frank Capra era el chico de los recados. Los suecos son seres muy peligrosos, me lo dijo una vez el amigo Joham, que es sueco. Esta teoría, obviamente, aún la tengo que confirmar, pero me han dicho en la oficina donde confirman las teorías que vuelva la semana que viene, que andan con la Sábana Santa y la homosexualidad de Ricky Martin.
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