La Madre Naturaleza, al margen de leyes, nos advierte y recuerda constantemente sobre el riesgo de invadir su territorio. Viviendas, campings, polideportivos, colegios, bares, etcétera, se levantan en cauces de ríos, laderas volcánicas y zonas inundables en contra de lo que dicen, no ya las ordenanzas, sino el sentido común. ¿Y por qué no se cumplen leyes ni ordenanzas? Los responsables comunitarios y estatales sabrán. Mientras, y debido al cambio climático -que algunos profesionales de la negación niegan- aluviones, flujos de lodo, avalanchas y tormentas son cada vez más frecuentes... Naturaleza viva, a veces bella; otras cruel y destructora. ¡Gaia, diosa de la Tierra, perdónanos! ¡Oh, Vulcano, tú permanece quieto! Isla bonita violada, rasgada por cenizas y ríos de espinos rojos. Lágrimas que brotan de rostros curtidos por el tiempo y los recuerdos, cómo las rocas que pisan y el mar que los rodea. Los pájaros, película/mensaje del siempre genial Hitchcock. En el mundo existen 50.000 millones de aves, contra 7.700 de humanos. ¿Qué sucedería si las aves ajustaran cuentas con una sociedad que maltrata, ningunea y contamina el planeta de todos? ¿Y cuánto de fiable es nuestra ciencia, capaz de llegar a zonas abisales, Luna y Marte, pero que no puede predecir eficazmente la ruina a los pies de nuestras camas? Ni Dios puede parar a un diablo resentido. ¿Tendremos tiempo de huir?