Siempre hay algo que aprender. Sabemos un poco de casi nada. De la vida real y plana muy poco. Por ejemplo, no hay universidad que te enseñe cómo ser padre, madre, hijo o espíritu santo. Se aprende con el tiempo a puro intentar no equivocarte demasiado. Y te equivocas. Y es cuando más aprendes y cuando no se te olvida. Verdades de Perogrullo, que a la mano cerrada le llamaba puño. Ahora, de repente, aparece el coronavirus y nos desbarata la vida y nos enseña, sobre todo a la derechona facha y neoliberal que: 1º: la humanidad, tú y yo, y nuestra sociedad somos muy frágiles, diminutos; que los trabajos más despreciados son los más esenciales 2º: Que como no miremos a los demás y nos apoyemos en ellos, no somos nadie. 3º Que gastar en sanidad, educación e investigación no es un gasto sino una inversión.