El puyazo
Asistimos a un nuevo capítulo de la extraña guerra que mantienen las familias que otrora conformaron una exitosa coalición electoral y ahora se baten a cielo abierto divididas entre yolandistas y pablistas, perdóneseme la simplificación. En un vídeo publicado con motivo de su Fiesta de la Primavera del sábado en Zaragoza, el partido de Ione Belarra relata que Podemos es el militante de toda la vida que alucina y se indigna cuando sus ministros se ponen de perfil con la OTAN. Dura frase dirigida con escaso disimulo a Yolanda Díaz y Alberto Garzón. A uno se le ocurren dos opciones para entender semejante puyazo: se debe de un calentón, fruto del ambiente que respiran; o el vídeo ha sido elaborado dando ya por descontada la ruptura.
Si se tratara de esto último, el mensaje podría resultar eficaz en algunos sectores donde pretenden rascar votos, como lo podrían ser ciertas acusaciones de contemporización, melifluidad y blandenguería. Pero lo serán, en su caso, una vez consumado el cisma, no antes. Es habitual que el elector desengañado tienda a castigar a quien considera culpable del divorcio. Si en su día hablábamos aquí de la falta de respeto que se percibe en la creadora de Sumar y su entorno con respecto a Podemos, patinazos como este vídeo igualan, de momento, el partido.
Mayor habrá sido la torpeza si, como algunos vaticinan, el acuerdo es aún posible. Resulta difícil entender cómo se suceden tamañas imputaciones entre dirigentes políticos que aún dicen desear la alianza. De reconciliarse, será sabroso el caramelo que dejarán a los adversarios a modo de hemeroteca y profundas las heridas que se habrán autoinducido innecesariamente. Dirán los optimistas que pelillos a la mar, pero el daño realizado es ya enorme y no tiene pinta de que amaine. Debo reconocerlo: a pesar de no haberlos votado nunca, produce desazón el aparente desmantelamiento de un movimiento político que, indudablemente, ha aportado mucho.